jueves, 14 de octubre de 2010

De la especie (referencia: Schopenhauer)

En todo momento de especulación al futuro siempre existe la posibilidad de que todas las cosas conocidas perezcan y desaparezcan. A lo que nos aferramos todavía con mayor certeza, las cosas que consideramos buenas en su momento. De aquí que no las perdemos y por el contrario, las apreciamos en sus mejores formas y sus más altos rangos. Así, la familia, la amistad, tu compromiso de dar lo mejor de ti al mundo, son cosas que en su momento las consideras como bien supremo, y es bien supremo porque así lo has creído y no por concepto universal.

Pues bien, a estos bienes supremos nos entregamos y con ellos estamos satisfechos, completos, afirmamos infinidad de veces nuestra existencia. Decimos tres veces sí a lo que contemplamos inciertamente porque no es comprendido. Pero es adorado y demasiado placentero.
Todos estos placeres allí reunidos son en gran parte, la consideración de tener presente el pensamiento de unidad como a priori. De saber que nada se encuentra solo y que no hay una percepción de abandono… mucho menos de muerte.
Este pensamiento elevado y muy natural se refiere a lo que queremos y perseguimos como bien supremo. El compartir quien eres, el dar y recibir, el ser íntegro, el ser honesto, el ser humilde. Este sentimiento de integridad provoca que las familias prevalezcan unidas, que lleguen a ser una especie exitosa.

Toda especie, en especial la humana, está conciente de su integridad con todas las cosas y de anular su percepción ficticia de abandono. De considerar al semejante como una imagen muy real de sí mismo. Es aquí cuando no hay un abismo entre lo oscuro y la verdad, cuando no existe el concepto “velo de maya” si no el conocimiento intuitivo: “considerar al espíritu puesto en todas las cosas”

De esta manera el individuo es libre, sabe que él mismo no significa nada. Que él, individuo como muchos, muere y es remplazado por otros. Que su existencia en un enorme universo no puede ser amenazada de ninguna manera. Pues este universo es espejo de sí mismo, de una voluntad que lo mantiene firme, con miedo, pero firme.

Así la conciencia elevada sabe de muchas y variadas formas que no puede morir, porque los muchos y miles de acontecimientos que suceden no van a detenerse cuando su cuerpo pare de funcionar.
Así, no es el individuo lo que importa, si no la especie. La idea del humano en conjunto. Pues el humano nace, trae sus genes al mundo y con esto asegura la especie. Su más grande objetivo que es como nunca desaparecer, pues el mismo es su pueblo.



El placer del sentimiento de integridad a todo lo conocido es lo que inconscientemente deleitamos y adoramos como “bien supremo”. Lo que buscamos y al momento de hacerlo conciente lo definimos como “espiritual”. De aquí que muchos sean capaces de sacrificarse por el bienestar del otro, es decir, de su especie. De lo que es él mismo viviendo en todos.

Hay un punto importante en esta reflexión, a saber: en un inmenso universo, con millones de estrellas y galaxias, y por lo tanto, acontecimientos de magnitudes extraordinarias como la explosión de una supernova o acciones más desapercibidas como la conversión de un elemento a otro. En un universo con miles de acciones que suceden a nuestro alrededor, ¿Por qué estamos tan seguros que nuestras muertes significan algo? Aún si la especie humana desapareciese, el cosmos seguiría siendo tan perfecto como siempre lo ha sido.

La muerte de un individuo es un acontecimiento. Algo que realmente ha sucedido como muchos eventos en donde por más que los consideremos insignificantes y pequeños, no pueden negarse que han pasado. Pues así los eventos más rápidos y más pequeños a nuestra percepción, como el desprendimiento de un electrón, no significan la desaparición, si no, en mejor término, la transformación. Asimismo, la muerte de una célula tampoco significa la completa desaparición del cuerpo, si no que por el contrario, es funcional y necesaria, algo muy natural. ¿Por qué entonces se teme a la muerte?

Es lo que se define como conocer lo incomprensible. Y de aquí nace nuestro miedo también, pues se ha convertido en una costumbre necesaria al instinto.
Así en conclusión, ver la vida (voluntad) en infinidad de expresiones, es reconocerte a ti mismo, y de la misma forma, tu existencia puesta en otros. O en el mejor de los casos para su comprensión: “En todo”.

lunes, 6 de septiembre de 2010

Voluntad libre y sujeta (referencia: Nietzsche, Schopenhauer)

Podemos pensar que invariablemente, el humano necesita siempre un motivo para seguir en pie, pues bien, este motivo, en efecto, no es intencional.
Cada instinto parece ser que se activa como de manera autómata, de voluntad dependiente de una “ley”. Esta ley por experiencia, nos mantiene despiertos y con vida, aunque en muchos casos no sea deseada, se aferra por sí misma a lo que más conoce, su expresión de ser.

Sin hablar en detalles a lo que significa este ser, pues es inútil, toda la filosofía desde sus principios lo ha puesto en evidencia; bien, pues sin esta voluntad libre sujeta a la ley, este querer y no querer vivir al mismo tiempo, una es por la ley el querer vivir, la otra, por el razonar y evadir la ley, significa en todos los aspectos que sin su funcionalidad no habría por consiguiente ninguna manifestación ni existencia. Ninguna metafísica ni razón, ni un querer, y ninguna voluntad libre o sujeta. Por esto, no hay una voluntad libre, si no condicionada. Por esto los planetas se mantienen en órbita, como los componentes atómicos de la misma forma, por esto el hombre es conciente de sí mismo y se inventa infinidad de historias para alimentar sus dudas, que duda significa, razón sujeta a la ley, y por esto, toda respuesta y filosofía no está más que en segundos términos, una decoración de las percepciones, un velo de maya.

Los filósofos deberían de preguntarse, ¿por qué habríamos de preocuparnos por algo que esta predeterminado? ¿No son las manifestaciones de la ley algo obvio y predecible? Y si es predecible y ya significa una respuesta, ¿por qué seguimos buscando?

Todas estas cuestiones metafísicas no debieron de comenzar nunca, pero es como si dijese que existe la posibilidad de subsistir sin cabeza. Y por consiguiente, de ser nada de lo que el humano conoce y ha estado haciendo por siempre, ser un fenómeno en función de leyes que lo limitan, lo hacen pensar en una voluntad libre que lo hace dueño de sí mismo, de un individuo completamente responsable.
Pues bien, ninguna de estas opciones parece confiable, tan sujetos y dependientes estamos de las leyes que gobiernan nuestros instintos, como tan libres de escoger opciones e ideales. ¿Qué habremos de escoger? La plebe que culpa a un dios, o el responsable que se exige demasiado así mismo.



El destino de todos, es por ende, algo que ya está determinado. Sea por el individuo responsable de sus actos y su creencia en su voluntad libre, o por el que es débil y es victima de muchas circunstancias. Pues, algo que es realmente valioso en esta reflexión en particular, es que, como lo ha pensado Schopenhauer, el destino de la humanidad no es otra cosa que el tuyo y viceversa, el sufrimiento que se considera “ajeno” es de uno y de todos, y que por consiguiente, nuestros esfuerzos por superarnos no son en vano. Tampoco este deseo sujeto a la ley, de considerar al otro como todos y viceversa, es inútil, si no mejor, necesario, algo precisamente, más elevado. Que quede claro a los mexicanos.

lunes, 19 de julio de 2010

De la creencia

Se dice que el poder de una idea incrementa o decrece de acuerdo a tu capacidad de voluntad para afirmarla o negarla.
La afirmación de una idea en cuanto a que pueda ser posible o manifestada depende de la experiencia del individuo, como ha sido expresado por el platonismo “no hay nada real que no haya estado antes en tus sentidos”
Y esto significa para mi punto de vista, que las vivencias del espíritu se manifiestan como ideas, es decir, de lo real en tus sentidos, a las ideas, y éstas ideas eventualmente se convierten en creencias.
Mas una creencia es una completa afirmación de la idea en cuanto a que ésta se relaciona con el mundo material. Así la creencia por ejemplo, en un objeto con facultades divinas, es real a razón de que el objeto pertenece al mundo material, mientras que sus poderes ficticios pertenecen a la idea de su creencia. De esta forma su poder es real simplemente porque se ha afirmado la idea, la pregunta es ¿pueden ser todas las ideas reales? Es cualquier idea una creencia?

El poder de la voluntad a la afirmación de la idea es real independientemente de su estado en el mundo material. Si la idea se convierte en una creencia, difícilmente puede ser negada a menos que el individuo por su voluntad así lo crea. De esta forma el trauma posterior por la pérdida de un ser querido puede expresarse como la negación de la muerte del individuo, creyendo firmemente como una negación del evento, que éste sigue vivo, y que sólo la voluntad del individuo en la firmeza de su afirmación puede cambiar la idea, y por lo tanto, su percepción de lo “real”.
De esta manera también, el optimista puede creer por todos los medios en sus ideas de manera en que éste mundo metafísico sea su realidad a razón de que su creencia es protegida por su voluntad. Así las guerras, injusticias y miles de males existentes en el mundo no significan otra cosa más que la presencia de su actividad mental. Y ésta puede ser en mi caso, que todas estas cosas que se consideran “males” significan sólo actos humanos respaldados por sus creencias. Así una idea se justifica por su relación con el mundo y ésta es real porque así se ha querido.

Las creencias en la conciencia varían únicamente por su atención a una idea o a otra. De esta manera tu filosofía puede ser pesimista y fatalista o en el mejor de los casos, lo más razonable posible. Aunque cualquiera de estos adjetivos son reales simplemente porque se ha afirmado la creencia.
Y de la misma forma el mundo es concebido como una “creación de Dios” en el caso del cristianismo o cualquier religión, y esto es completamente real porque la idea ha sido afirmada y se ha convertido de posibilidad, a presencia material.

Aquí se presenta una predisposición mental por creer firmemente en la idea olvidando el mundo terrenal. Como cuando el individuo siente temor por algo y la intensidad aumenta cada vez que la idea se presenta. Mas esto significa primeramente, que tu voluntad quiere que la idea te haga sentir temor, y segundo, que la idea es real porque tu voluntad así lo quiere.

De aquí la afirmación cristiana : “la fe mueve montañas” pues significa el mismo ejemplo anterior de la idea del temor. A saber: la montaña puede ser movida de la misma manera en que el temor por algo aumenta cuando tu completa voluntad está inmersa en la creencia.

viernes, 16 de julio de 2010

Ley de los contrarios

Así como dice Spinoza: “El día demuestra, a la vez que su propia existencia, la noche” pues cualquier existencia manifestada presupone su contrario, y de esta forma se cumple la razón de ser.
Es certero saber que cualquier aprendizaje es posible si éste funciona por sus causas contrarias y esto significa en su forma más general, que el significado de las cosas que percibe la conciencia están definidas en sus muchas características que inmediatamente de acuerdo a su percepción son reflejadas a su existencia. Esto es, por ejemplo, las cosas que se pueden ver, funcionan de acuerdo a la luz reflejada y la capacidad del órgano (vista) de hacer que esto sea posible, mas si uno de estos factores es deficiente no sería posible un entendimiento de las formas del objeto ni su posición en un determinado espacio.
Si reflexionamos en cuanto a la ausencia de uno de estos factores podríamos diferir que uno depende del otro, pues ¿que sería de la vista en la ausencia completa de luz? Y ¿que sería de la música en la ausencia de intervalos de silencio? Eso se define como una armonía. Tanto como el dolor es posible si antes no hubiese permanecido en otro estado.
Por consiguiente, cualquier objeto sufre variaciones en su estado a razón de que esta posibilidad está relacionada directamente con su anterior posición, aunque éste objeto sea una emoción humana. Así el dolor es al placer, como la vista en su armonía de oscuridad y luz, como la muerte al nacimiento etc. Y así cualquier presencia es posible porque ella misma significa una armonía o balance.
Una cosa es conocida como una armonía de sus cualidades, sin embargo, el proceso mental de percepción es tan rápido, que éstas características de contrarios difícilmente son captados en su forma individual, mostrando al que conoce sólo la forma más completa del objeto, que es el completo balance de factores o la unión de sus cualidades.
Así la naturaleza de cualquier ser es conocido simplemente como el es, o en la naturaleza humana como vimos anteriormente, “yo soy el que soy” la unión de sustancias, producto de una armonía de cualidades, que sin sus contrarios, imposibilitan su existencia.
Cabe mencionar que ésta intuición es de acuerdo al plano material, es decir, nuestra percepción del mundo y lo que cabe dentro de nuestra conciencia, pues la ausencia total de todo esto es el vacío, y esto significa un conocimiento inexplicable en función de la razón, por lo tanto, evitaré explicarlo.

sábado, 5 de junio de 2010

Metafísica

Hemos hablado de la identidad como la manera más trivial que el humano comprende acerca de sí mismo, es decir, su “yo”. Y que esta identidad está compuesta del deseo del hombre por su “ llegar a ser ” o por el porvenir de su estado humano. Tal estado ficticio del futuro, o propiamente hablando, la función de la imaginación, es el enlazamiento de ideas que los sentidos han percibido.
Todas las posibilidades presentes de lo que se considera real y por haber, representan una infinidad de ideas que enlazadas conforman un concepto que el individuo percibe como recuerdos, sueños, sensaciones etc. Por lo tanto, la imaginación percibe su porvenir con todas estas ideas que Hume las llama: “impresiones” que es el significado de todo lo percibido y real.
La imaginación y el enlazamiento de dichas ideas o impresiones son todas las posibilidades que están presentes, fueron pasadas y estarán futuras, de acuerdo a nuestro juicio del tiempo.
De esta forma, tu identidad ha sido lo que siempre has querido ser y hasta que límites has deseado llegar. Esta es la identidad de cualquier individuo, y su representación de la misma manera, es decir, lo que las miradas perciben acerca de tu condición.
Con esto se presenta una de las condiciones más humanas y esenciales, a saber: el juicio. Pues, ¿qué sería de un hombre sin imaginación? No tendría noción de su identidad ni de su cuerpo y sus afirmaciones, mucho menos, de sus juicios. Y ¿qué sería de un hombre sin juicios? Sería incapaz de juzgar lo que le es conveniente para sobrevivir, en cosas tan prácticas como reconocer el alimento que se ingiere, diferenciar los colores y olores, hasta los pasos que da para llegar al determinado lugar. El juicio es supervivencia, es humanismo. De la misma forma Kant comentaría que sin juicios a priori sería imposible el funcionamiento mental, y por consiguiente, la identidad que considera el humano.



Vayamos al principio metafísico que cualquier hombre es capaz de intuir. Y esto es: los posibles resultados que un hombre puede esperar, son su capacidad de imaginación. (entiéndase por imaginación también la razón, que une conceptos para el entendimiento) y su imaginación es real a razón de su experiencia, que ésta nos revela las consecuencias de la causa y viceversa. Así un hombre, por ejemplo, puede diferir la capacidad del fuego y lo que este hace con el agua, su caminar, su respiración, sus preguntas y sus posibles resultados a razón de que todas estas cosas son conocidas, y que sólo por esto, hay resultados. Como el proverbio que dice:“ Para todo aquel que ha nacido, abandonad toda esperanza” “No hay nada real, que no haya estado antes en las ideas y viceversa”
Así la física cuántica, química, matemáticas, construcciones de ingeniería, creación literaria y de música, etc. Son posibles debido a la imaginación y el enlazamiento de ideas y conceptos que son expresados de acuerdo a la consideración de tu estado, de tu identidad.
De aquí que las obras de cada uno sean expresadas de acuerdo a su manera, ya sea una pintura, una canción, la resolución de una ecuación, la filosofía y propiamente hablando, las realidades de los metafísicos. Para mi punto de vista, metafísica es la realidad libre, la que no espera un dos ni un tres, tampoco una armonía musical ni un entendimiento de la antimateria y su efecto con el protón. Asimismo, tampoco espera un dios y su relación con el mundo (religiones mal interpretadas). Son los conocimientos que relativamente cambian de acuerdo a la identidad del hombre que es propietario de sus principios, de sus ideas y su capacidad de imaginación. De aquí que la identidad considere el mundo espiritual como la realidad que los sentidos han percibido y lo han convertido en ideas y posibilidades y la capacidad de la mente en buscar lo que al individuo particularmente le interesa.

De la misma forma, estoy conciente que tanto al metafísico, como al que estudia la naturaleza y los animales, el que es caritativo, el criminal, el sabio, el matemático, el músico, el escritor de novelas, el ingeniero, el abogado, el hedonista, y todas las características humanas y ciencias presentes y por haber, hasta las mismas galaxias y nebulosas, representan todas lo mismo.

Aunque he de admitir, que éstos conocimientos parecen tan oscuros para el que no los comprende, que me es fácil estar de acuerdo con la historia de Nietzsche (humano demasiado humano- mundo metafísico) ésta menciona los conocimientos filosóficos, tanto como la presente obra, como una manera tan poco práctica de afrontar las dificultades triviales en la vida de un ser humano. Esta dice así:

La referida posibilidad subsiste siempre; pero de ella no se puede sacar nada, salvo que se quiera hacer depender la felicidad, la salud y la vida de los hilos de araña de semejante posibilidad. Puesto que no se puede explicar nada del mundo metafísico, sino que es diferente de nosotros, diferencia que nos es inaccesible, incomprensible, sería una cosa de atributos negativos. La existencia de semejante mundo, aun cuando fuese lo mejor probado, nos dejaría establecido que su conocimiento es entre todos los conocimientos el menos importante; es más indiferente para nosotros todavía que para el navegante, en medio de una tempestad, el conocimiento del análisis químico del agua.

domingo, 23 de mayo de 2010

Observación 77

La expresión que se utiliza como una forma de humanismo y reconocimiento del ego como ilusión del ser, “Niégate a ti mismo” sería olvidarte de ti mismo por un momento y despojarte del ego que es precisamente, una razón para alejarte del mundo espiritual.
Esta forma de liberación la utiliza Shopenhauer en sus reflexiones (el mundo como voluntad y representación) cuando éste habla del genio como una emancipación de sus sentidos, es decir, cuando el individuo se ha olvidado de sí mismo, su atención y su voluntad estarán enteramente puestas en un objeto en específico.
Este momento especial de una completa atención hacia un objeto externo permite al artista concentrar sus sentidos a la creación de sus obras, que es el olvido de la voluntad (fuerza de vida) y que yo prefiero llamarla, instinto de supervivencia, y que ésta es movida por el ego, que no es mas que afirmación al humanismo.
Esta completa liberación del ego, permite, no sólo la presencia del atributo o cualidad del genio, si no una naturaleza que ha sido olvidada casi por cualquier humano en donde la relación de ideas de la mente está concentrada en cosas tan vanas, que es casi imposible deshacerte de ello. Pues, si pensamos, la mente siempre está donde tu voluntad quiere estar. Gracias a esto, la realidad del individuo funciona a razón de las leyes de supervivencia, que son motivadas por su elección individual de su obrar.

La liberación del ego es estar presente en este mundo, a los objetos que nos parecen externos. Como el suelo, el clima, los paisajes, los edificios, los carros, las personas etc. Este olvido de ti mismo aunque sea sólo por un momento, es una de las muchas opciones para la liberación de lo que el humano frecuentemente reconoce como su “yo”. Mas esta afirmación del ego no es mas que el reconocimiento de la ley de supervivencia y su función para la existencia material y sólo para esto. Como si fueses un títere en función a las leyes del cosmos.
Mi pregunta es: ¿Cómo puede librarse el humano de algo que le parece tan normal y natural? ¿Cómo puede olvidarse del falso “yo” y la idea tan impresa en su mente? ¿Cómo podrá el individuo reconocer su “yo” como algo que no es su ego, y por lo tanto, una identidad que no es material?
Los intentos por hacer presente esta libertad son vanos si no hay reconocimiento del ego como algo falso, superfluo y poderoso en este mundo, pues es la presencia del mundo material.

De aquí que los grandes conquistadores en la historia tengan como personalidad grandes ambiciones de poder en las tierras y en las mentes ajenas, que es únicamente la satisfacción del ego para su poderío en este mundo. Aunque, ¿Qué hay de la ambición del hombre por llegar al llamado “dios”? ¿Qué hay del deseo por tener una absoluta paz?
Parece ser que la filosofía de kazantzakis (la última tentación de cristo) lo expresa de mejor forma.

La doble sustancia de cristo
El anhelo, tan humano,
Tan superhumano…
Del hombre por llegar a Dios…
Siempre ha sido un misterio inescrutable para mí.
Mi angustia principal
Y la fuente de todas mis alegrías
Y penas desde mi juventud,
Ha sido la incensante
Y despiadada batalla…
Entre el espíritu y la carne…
Y mi alma es la arena
Donde estas dos fuerzas
Se han enfrentado.

lunes, 26 de abril de 2010

De la relación, causa-efecto.

Cuando me he referido a las "posibilidades de la conciencia" significa que la vida no conoce otra cosa que lo que ella es, pues lo que la conciencia conoce por sí misma es todo lo que el humano representa.
Ahora,también vimos que la relación que hay entre la vida y la muerte, no es otra cosa que la transformación de las posibilidades del conocimiento del humanismo (sentidos, imaginación y razón) a otra realidad que la vida por sí misma desconoce. Y esto es, el conocimiento del vacío, que es conocido por la muerte del cuerpo, o por meditaciones muy profundas.
He aqui algo que me parece importante, y esto es: las posibilidades de la conciencia, que es todo lo que la vida es, son manifestaciones de una causalidad. Esto significa que forzosamente un acto humano siempre va a llevar consigo una consecuencia igual. Por lo tanto, es imposible que un acto considerado "bueno" genere consecuencias contrarias a esto, A saber: las consecuencias del obrar, estarán impulsadas por su motivo, ya sea algo que el individuo considere como bueno o malo. Y esta relación de causa-consecuencia no tiene límites.
Si el humano comprende que es fenómeno de la naturaleza, o consecuencia de lo que las posibilidades de la conciencia determinan. Entonces éste tendrá el conocimiento de su porvenir de acuerdo al obrar que él por su elección ha decidido.
"La prosperidad y evolución del individuo no son motivadas por fuerzas externas" y esto es que: la comprensión de su obrar, determina las consecuencias.

Esto es lo que se hace llamar "Karma". Las causas- efecto que efectivamente son infinitas, de lo contrario, no habría manifestación alguna ni conocimiento en la conciencia.
Considero que lo importante en este saber es conocer las "causas" que son el buen obrar. Y de esta forma tus vivencias no pueden ser otra cosa que la consecuencia de este buen obrar. Es decir, buenos resultados. El mundo que el "yo" espera y que se conoce popularmente como "prosperidad o gracia". Mas esto no es otra cosa que el conocimiento del espíritu acerca de su causa, para esperar lo que es evidente, su progreso y su bienestar. De esta forma,la gracia en el hombre no se presenta por causas exteriores como divinidades (religiones mal interpretadas), si no que simplemente son decisiones que se llevan a cabo y fomentan la expansión de la mente en relación a la causa conocida y el efecto, que de manera obvia, el individuo es espectador de esto en cualquier momento de su vida. Y estas intuiciones a través del tiempo, lo llevan a reflexionar que este sistema funciona a razón de que la causa en su mejor forma(conocida) o en su peor (desconocida), llevan al efecto, y este efecto a otra causa, y asi en una serie de movimientos y productos infinitos.
De aquí la expresión de Deepak Chopra: "Posibilidades infinitas de la conciencia" que yo en mi mundo espiritual las llamo movimientos de causa-efecto motivados por un obrar o un acto elegido por voluntad.

lunes, 19 de abril de 2010

Observación 67 "Del crimen"

La verdad no se aprende con doctrinas. En el caso de efectuar un acto que se considera inmoral, éste no debe ser reprendido como un medio para el aprendizaje. Si no que el verdadero conocimiento de este tipo de situación sería que el mismo individuo recapacite y recuerde quien es. De esta forma el espíritu reconoce lo que es suyo dejando atrás su inconsciencia.
El individuo que ha afirmado su condición humana, y por lo tanto, la vida y lo que ésta representa, está condicionado por estas mismas leyes naturales que lo obligan a su preservación. En el caso de un individuo que toma lo que no es suyo, y por lo tanto, suprime los derechos del otro, significa que no es él el que comete lo que se hace llamar un acto “inmoral” si no que es únicamente su expresión de su voluntad de vivir.
Cualquier tipo de crimen, es entonces, no una violación al derecho del prójimo, si no una declaración humana que ciertamente es muy evidente, de su condición como un ser ausente de un mundo espiritual. Como un individuo que no está completo en su relación con el vacío, que es la paz. Si no que por el contrario, por un antivirtud que es el miedo. A saber: el criminal no sólo rompe con las leyes establecidas que se consideran importantes para el bienestar comunal del estado, si no que, de una forma meramente inconsciente, afirma su vida con miedo cometiendo actos que carcomen la mente, y que, con el paso del tiempo, se convierten como en quimeras o aguijones que penetran la profundidad de su ser, que es la consideración que el individuo tiene acerca del bien y del mal. Mas esta consideración poco importa en el momento del acto, ya que la ley instintiva de supervivencia del hombre inconsciente lo obliga a actuar de una forma u otra. Por lo tanto, la ley de supervivencia en el humano no considera al bien y el mal como opciones por elegir. Pues el bien y el mal no son leyes que pertenecen al instinto, si no que éstas opciones son ideas enlazadas en la mente que consideran a la causa como un motivo para su consecuencia, que el individuo personalmente lo define como algo bueno o malo, según su capacidad de conciencia. Esto es por ejemplo, en el caso del tráfico de narcóticos (que se tiene como si fuese una profesión en éstos días) una expresión de su afirmación a la voluntad de vivir de una forma inconsciente, pues la persona que se dedica a éste tipo de oficios declara muy humanamente su incapacidad de elección a lo que el considera como algo bueno, dejándose arrastrar por una serie de motivos que están ligados por completo a un instinto de supervivencia. Así de esta forma también, el ofendido reprocha de la misma manera en que la ofensa fue efectuada, o a veces con frecuencia, de una forma más violenta, la expresión de ésta ley sin comprender jamás que su vulnerabilidad no significa nada mas que la preservación de su cuerpo, que en muchas ocasiones tal ley se manifiesta como defensa.
Tales manifestaciones iguales o similares de egoísmo en el individuo por la ley de supervivencia, llevan a cualquier tipo de crimen a considerarse como actos “muy humanos”, y por lo tanto, inocentes, pues tal individuo no se comprende a sí mismo, si no que actúa como un ser que afirma su vida egoístamente sin importar los derechos del prójimo. Y lo único certero en este tipo de situación sería compadecerlo y perdonar su condición “muy humana”.
De esta manera, considero al crimen como expresión de la voluntad de vivir del individuo inconsciente. Y de esta manera también puedo estar de acuerdo con la reflexión de Sócrates en los diálogos de Platón, a saber: “Es peor cometer una injusticia que sufrirla”
De esta manera también es sensato perdonar y compadecer cualquier acto inconsciente sin importar su magnitud, a pesar de que tal ausencia de paz ha sido la causa de la pérdida de un padre, de muchas vidas, y de muchas injusticias, que, reflexionando como humano, no pueden ser perdonadas.
Mas ese humano que pisa la tierra no significa nada, si no que el perdón no es humano, si no, producto espiritual. Por lo tanto, se considera importante la intuición espiritual, que es la paz, y por consecuente, el perdón. Siendo esto lo único, y el ideal más elevado.

...


Un espíritu no puede interferir en la evolución ajena a él, es decir, un individuo no puede cambiar la verdad de otro. Lo único que este puede hacer para esto, es demostrar su nirvana. Expresar que él ha decidido idealizar al superhombre. Que se ha encontrado a sí mismo y por consecuente, los espíritus lo reconocen e intentan ser como él. Pues como ya lo he mencionado, “El espíritu reconoce lo que es suyo, el espíritu reconoce a su padre.”

jueves, 8 de abril de 2010

Observación 50 " De la peor virtud "

La verdad no puede ser absoluta. La idea de “verdad absoluta” como lo consideran las religiones, son completamente una ilusión. Y es esta ilusión su prisión. Es decir, cuando dejemos de creer en una verdad que es propia sólo para algunos, para los que tienen fe y se sacrifican por sus pecados en el caso del cristiano, o para el servicio extremo a Dios de musulmanes, todo esto es una ilusión. La verdad es perceptible en cualquier vivencia. La verdad no es conocimiento mundano ni fe. Sino la verdad del ahora, el momento presente.
El hombre sabio sabe que la verdad es liberarte de estas verdades ilusorias. El hombre sabio se libera de lo establecido. El hombre sabio cuestiona y compadece a los débiles de voluntad.
La fe en un valor que carece de sustento nos lleva a la locura. Pero es este ideal elegido por propia voluntad lo que lleva al humano a su propósito existencial. Así de esta forma, aquel que vive con ideales no propios vive de una forma buena y conformista. Pero el filósofo que cuestiona estas cosas y se interioriza en su razón e intuición está destinado a ser sólo un buscador, un ideal propio, un individualista, un pensador, y en algunos casos, un despreciador completo de lo establecido y de la ilusión del ser conformista. El filósofo está destinado a cuestionarse así mismo y a probar sus capacidades frecuentemente como un medio para demostrarse así mismo sus reflexiones. Y es en esta constante búsqueda lo que eleva al hombre por encima de sí mismo. Es este inconformismo lo que lo lleva a su más grande virtud. El deseo de ser libre. El deseo de ser trascendente. El verdadero filósofo moriría por voluntad en una buena causa, y esta buena causa es precisamente el principio de su ideal. El principio que lo hace ser un buscador.
El inconformismo es para mí una virtud que nos empuja a lo grande, a nuestra grandeza. El filósofo comprende esta virtud como su más grande reto y su esencia. Analiza, busca y comprende, investiga, explora, razona, intuye y comprende su verdad del ahora. El filósofo está destinado a vivir en soledad y a caminar en su propio sendero procurando esta soledad como un medio para sus reflexiones. El filósofo está destinado a ser criticado por la sociedad, juzgado, venerado, y en la mayoría de los casos, excluido. Pues el mismo sabe que la sociedad es fría para él, pues él ve las cosas diferente. Las ve por su verdad. La verdad establecida que se considera absoluta, no. Sino su propia verdad que es absoluta en su intuición y reflexión. Su ideal que lo lleva a su propia muerte ilusoria por elección, por su infinita libertad en poner su voluntad en un valor que va mucho más allá del entendimiento inconsciente. Esto es vivir moralmente, no desaprobando ideas en los demás, no. Sino buscando su propio camino y en muchas ocasiones, escuchando opiniones e ideas ajenas, pues estas mismas ideas lo llevan a su identidad. Esta misma inconsciencia ajena a él lo hace conciente de su inconsciencia procurando entonces actuar, como sus principios lo incitan a ser, siendo él, espíritu libre. Pues su mejor y al mismo tiempo, peor virtud, son el buscar, mientras que sus principios los considera morales a razón de que son sus propios ideales; pues he de comentar, que no hay un deber por pensar ni hacer, sólo libertad en su voluntad por manifestarse así mismo.

miércoles, 17 de marzo de 2010

De la unión

En cuanto a nuestra representación objetiva, que es el mundo, podemos reflexionar que las percepciones sensitivas que muestran los objetos son una unión constante de partículas.
Las filosofías antiguas la conocen como "sustancia" mientras que la ciencia "átomo" y su composición, partículas subatómicas.
La unión de sustancias es la objetivación material de las cosas percibidas, es decir, el mundo para el sujeto que conoce.
Este mundo cognoscible, por consecuente, representa un sólo concepto; la unión. Esta unión de sustancias (átomos) es lo que se conoce para nuestras percepciones "Lo que es real" o lo que los sentidos llaman "real".De esta forma para la conciencia, no hay ni existe en su percepción sensible un estado ausente de esta unión.
Lo que es irreal es un estado en donde el ser no tenga relación alguna con las diversas manifestaciones de conciencia que le rodean. Es decir, la expresión que se utiliza como "unión" se conoce popularmente como "amor". No hay existencia alguna que carezca de esta consecuencia, pues es en mi opinión la unión, una consecuencia de una causa (desconocida razonablemente por cualquier humano) que Schopenhauer llama a ésta causa, "voluntad y cosa en sí". Más llamésmosla de una forma práctica, "fuerza de vida". Esta fuerza actúa únicamente para sellar su propósito, la unión. En donde la expresión individual de cada conciencia existe en sí misma y para sí misma por esta unión que la ha creado. Pero, tanto como es trascendente para sí misma, también lo es para el mundo.
No hay existencia objetiva alguna que carezca de lo que ella es, una consecuencia que es la unión de sustancias, y su causa, esta fuerza desconocida llamada "vida".
"El mundo es la unión y sólo esto. Tal estado del ser carente de unión, es irreal"
El mundo es la colectividad de conciencias, la unión constante de sustancias.
El mundo es, y representa el amor, y sólo esto. De aquí la afirmación del maestro esenio: "El padre y yo, somos uno."

jueves, 11 de marzo de 2010

Observación 83

Después de afirmar nuestra condición humana, que es entregarte por completo a las leyes universales como la ley de supervivencia, y afrontar tus pensamientos que están completamente ligados con la ley, tales como las necesidades más triviales como el comer, el dormir, desear un poder ilusorio, necesidades de afecto, de pertenencia, de auto realización y satisfacción, etc. Cuando te haz entregado a tu humanismo, la opción más sensata es llevarlo hasta los límites. Es decir, ser completamente humano. Aunque, parece ser, que cualquier ser también ha de entregarse al mundo espiritual, lo busca y lo desea la mayor parte del tiempo de forma inconsciente. Así de esta manera el humano está entregado a la vida de la tierra y sus consecuencias, y por otra parte, su conciencia tiene la idea trascendental. La idea fundamental que es, como ya lo he mencionado, que a pesar de que nos consideremos los unos a los otros ajenos, tenemos como idea matriz o como un presentimiento, que somos naturaleza. Y ésta naturaleza es eterna, nunca se detiene, nunca cesa de funcionar. De esta manera cualquier conciencia percibe al espíritu como inmortal, y de esta manera te reconoces a ti mismo como inmortal. Así que, si somos naturaleza y por lo tanto inmortales, es sensato preguntar ¿podemos no ser naturaleza? ¿Podemos dejar de funcionar por las leyes universales? ¿Podemos suprimir la ley de supervivencia? Y mi respuesta es que: el humano tiene en sí la inquietud de parar todo este sistema sólo que no encuentra la manera de hacerlo. Como un ejemplo muy común sería dejar de pensar por un momento y entregarte al completo silencio, o querer no vivir en momentos desesperados como el tener hambre o alcanzar la locura por una mente atormentada a causa del principio de razón, o perder a alguien por causa de actos inconscientes. Todo esto nos lleva a decir: verdaderamente la paz no es necesaria, sino indispensable. De esta forma el más humano siente la necesidad de entregarse al mundo espiritual y desear un cambio en la conciencia, un cambio del poder ilusorio al vacío. De esta forma también, cualquier filósofo dice siempre lo mismo, la idea matriz que es una explicación por principio de razón de nuestra condición como humanos, nuestros actos, nuestra esencia etc. De esta manera Parménides, Sócrates, platón, Aristóteles, Pitágoras, Descartes, Spinoza, Leibniz, Hobbes, Locke, Hume, Kierkergard, Kant, Schopenhauer, Nietszche, por mencionar sólo algunos, tienen exactamente las mismas intuiciones con pequeñas variaciones. Por consecuente, cualquier ser, hablando propiamente del humano, desea su trascendencia usando sus más comunes herramientas como el intelecto, la sensibilidad, la experiencia etc. A saber: cualquier ser se encamina a la paz, al vacío. La respuesta de cualquier pensador se resume en encontrar el vacío en su experiencia. En ser por completo con toda voluntad y conciencia, la cosa en sí, que es el vacío y el mundo espiritual. Pero a razón de esta experiencia, sólo el individuo conoce sus capacidades y sus límites, sólo la conciencia en su fenómeno (humano), se conoce así misma. Por eso mi experiencia y filosofía son tan diferentes de las otras conciencias a no ser que pretendemos responder las mismas preguntas. Por consecuente, el mundo espiritual es propio de cada conciencia, y cada conciencia tiene la respuesta de poder estar inmerso en él. Cada ser es un mundo espiritual, empezando desde las plantas y animales o cualquier ser vivo; Cada ser es una palpitación del corazón del universo.
De esta forma, cualquier ser con vida es tan importante como todo el cosmos y sus leyes lo son, de esta forma el dios tan distante de las religiones se convierte en una planta, en agua, en galaxias, en cualquier átomo, en amor y en muerte, en valor y aceptación de la vida, en negación de la vida, en uno en todos y todos en uno. De esta forma los contrarios son inseparables; ya hablaremos de esto en el siguiente capítulo.

miércoles, 3 de marzo de 2010

De la educación

Así como lo pensó Hume: “Un buen lógico sería de alguna forma, un buen filósofo y por lo tanto, un espíritu que busca la verdad por sí mismo. Pero en cuanto a cuestionar la religión o la cultura, no sería en absoluto, un buen ciudadano” Pero ¿No es un buen ciudadano aquel que tiene ideas nuevas?
¿Que es la cultura si no es la adopción por el paso del tiempo ilusorio de las costumbres? que no son más que representación de principio de razón, como si fuesen monotonías mentales.

Mi respuesta es que la cultura es adopción de costumbres establecidas. Un hombre conciente busca su verdad, sabe que le son necesarios sus hermanos, mas no depende de ellos por completo, porque el es su verdad y por lo tanto, el todo, la representación de sí mismo.
Por esto razón el hombre conciente no busca algo más grande que el mayor conocimiento, su poder espiritual, el conocimiento de sí mismo, pues ¿No es el conocimiento de tu poder lo único suficiente para estar en verdadera paz? ¿No es la absoluta paz el don del superhombre?
Tanto la cultura como cualquier manifestación humana no son sino una recolección de datos a través del tiempo, actuando como una monotonía mental.
La educación presente en cualquier país repite lo que ya se ha dicho una y otra vez en generaciones pasadas y tal vez futuras, a saber: la educación en las próximas generaciones deberá tener presente que las costumbres establecidas no son de ninguna manera una forma de encontrar la verdad que es buscada por hombres concientes. Pues esto es de alguna forma, domesticar al humano con conocimientos que el mismo no comprende pero que sin embargo, son aceptados. ¿Por qué es la aceptación? Porque la cultura (Que es monotonía mental) es aceptada por el individuo como una forma de reconocerse a sí mismo, es decir, que el individuo que ha nacido y crecido intelectualmente en un lugar está obligado a aceptar su tierra o por miedo a ser expulsado, o por miedo a perder sus placeres, que por memoria recuerda haberlos vivido en el sitio particular. Así que por necesidad el individuo acepta su cultura y por lo tanto, su educación. De esta manera el humano es domesticado para hacer lo que está establecido y se considera correcto. Pero ¿Qué es lo correcto? ¿No es el conocimiento de ti mismo por intuición lo único suficiente? ¿No deberá de ser en estos días la educación del humano, el aprendizaje de su poder espiritual?
Es difícil para el humano que ha sido domesticado por sus antepasados, deshacerse de esta educación porque la mente acepta siempre lo que le es conveniente para su supervivencia. Como una obediencia de la mente, a la ley de supervivencia, ésta acepta los principios aprendidos de cualquier forma para fomentarse así mismo sus placeres, que son su vida. De esta manera la educación ha sido siempre, enseñar lo que es más humano, nuestra herencia que es humanismo, y el humanismo comprende la recolección de datos para afrontar la vida apagando sus placeres en cualquier momento (desde la infancia hasta su muerte)
De esta manera, la educación deber ser renovada primeramente, en fomentar al nuevo individuo el aprendizaje por sí mismo de sus miedos, fortalezas y virtudes, gustos, pasiones etc. No por medios ajenos aprende, si no por sí mismo. Esto sería ser sólo un guía para el que educa, pero jamás dar la imagen de ser un ejemplo a seguir. Pues ¿cómo puedes tener un ejemplo humano a seguir si no conoce más que su propio humanismo? Más aún, la educación debe promover como si fuese la más grande novedad y el más alto progreso de la humanidad, el reconocimiento bajo cualquier circunstancia del mundo espiritual, que es el vacío y lo que la metafísica concibe como la cosa en sí
Esto es posible si el individuo se le ha educado de forma correcta, que posiblemente sea enseñar al individuo a ser el su propio dueño, su propio dios, y su propio ejemplo a seguir. Sería entonces, la perfecta manifestación del ser, la perfecta expresión de sí mismo. Que es perfecta en el conocimiento del individuo, a saber: que él es ese poder inmanifiesto que percibe, ese poder que lo aterra por su magnificiencia y lo tranquiliza en todas sus meditaciones, esa fuerza tan grande que acelera el corazón y expande los pulmones; Esta fuerza no es pensamiento, si no el observador que se percibe como algo completamente estático y aterrador por su gran poder, el que observa a la voz que continuamente nos distrae, el pensamiento.

martes, 23 de febrero de 2010

De la identidad

Para la condición del humano no hay mejor opción que afrontar esta realidad interior que es conciencia, independientemente de la respuesta más buscada que es el mundo que cualquier hombre espera y que no es más que un mejor bienestar, pues cualquier argumento ya sea comprobado o no, tal y como lo hace la ciencia y su metodología, han de buscan el bienestar; pues hemos de reflexionar, que la seguridad para esta conciencia y este mundo tan absoluto que todos deseamos y que sin embargo, somos ese mundo y representamos ese mundo, no significa nada si no es el bienestar del porvenir que es la seguridad del individuo por la verosimilitud en su facultad de conocer.
Así nos preguntamos como la reflexión inmortal de Shopenhauer: “el hombre es y representa, quien quiere llegar a ser” pero esto significa que conocemos nuestra identidad, más ¿No es nuestra identidad, ése “yo” tan exigente que supone una infinidad de respuestas absurdas? ¿No es una respuesta, sin importar su jerarquía de importancia, la seguridad del individuo por argumentar sus hipótesis de manera en que pueda decir con certeza: ¡mi existencia se justifica!?

Las percepciones que consideramos reales, son producto de razón e imaginación, que es el hombre, y por lo tanto, es como si dijera que el individuo puede llegar a ser tal y como su capacidad de imaginación se lo permite, pero imaginación es identidad del hombre, así que no habremos de salir, nosotros espíritus libres, de esta desgracia limitada de nuestras posibilidades de la conciencia.

Así que, decir “yo” es lo que esperas llegar a ser, pero lo que esperas llegar a ser no es una condición fuera del humanismo, por más extraordinaria que sea ésta, es una realidad del “yo”, que está limitada en relación a las posibilidades de la conciencia. Más nunca fuera de ésta, a menos que llegue su fin.
Tal es la invención de las mitologías ancestrales y la religión de nuestros días, que actúan como un reflejo del “yo” a lo que se espera llegar a ser. Tanto como la filosofía lo desea, pues la razón del hombre siempre ha de buscar respuestas y actuar, muchas veces de forma inconsciente como gritando con júbilo: ¡yo soy esa elevación!, esa libertad, esa creación de la imaginación que considera al yo, como el porvenir de su estado humano. Más ese “yo” presente en cualquier momento, no es ni espera un estado mejor, pues no hemos de salir de nuestra condición que la ciencia y la filosofía llama: “hombre” y que el espíritu individual concibe como “yo”.

jueves, 18 de febrero de 2010

Séptimo principio

Parece ser que la experiencia de ser humano nos lleva a pensar e imaginar cualquier cosa posible, esto es, precisamente, una recolección de datos por principio de razón.
La conciencia percibe su realidad (causalidad del objeto a razón del tiempo y el espacio) en cualquier momento, es decir, los sueños tanto como la imaginación son una manera de representar la realidad tal cual como es.
La imaginación no es diferente a la realidad, si no que es la misma percepción de la causalidad cuando no se imagina. Por esta razón somos ingenuos al decir: un sueño es simplemente un sueño y es independiente de mi realidad. Pero, si pensamos agudamente, podemos observar que cualquier sueño es representación de la realidad. Cualquier concepto en tu imaginación es representación de tu intuición por principio de razón, como si la conciencia estuviese despierta todo el tiempo. Tanto lo que es real cuando estás despierto a cuando estás dormido, es exactamente lo mismo, intuición de la causalidad por principio de razón.
Asi que, ¿Cuál es la diferencia entre lo real y el sueño? Ninguna.
¿Qué es entonces la ilusión, si los sueños están hechos del mismo material que tu percepción por razón?
La parte más sublime del humano se limita a contestar estas preguntas, pues no es posible responderlas por razón. Es por esto, que la historia de la metafísica y los pensamientos más brillantes no han podido contestar ¿Qué es el ser? ¿Qué es lo real si es intuición del sujeto o presencia del objeto? ¿No es el devenir del ser lo absoluto?
El más humano cumple su función en el mundo; Como si fuese una hormiga trabajando en su hormiguero en conjunto con las demás. Pues principio de razón es su trabajo, y su percepción por éste, su mundo (su hormiguero).
El más humano no tiene conocimiento de un mundo espiritual, porque el principio de razón es su única alternativa, su única opción.
Parece ser que de alguna forma esto nos lleva a la inocencia, a la ingenuidad. Parece ser que dentro de nuestra condición humana, somos inocentes.
Este es el séptimo principio de amor a nosotros mismos.

Tercer principio

“El devenir del sufrimiento es el placer y viceversa” Aquél que ha sufrido pérdidas, ha de saber ya que tiene su regalo en el mundo del espíritu. Aquel que ha sido tratado por una persona inconsciente, ha de saber que tiene su introducción al mundo del espíritu. Aquel que carece de lo necesario, debe de saber ya, que tiene su regalo en el dios vivo. El que ha dado su vida por sus amigos, debe de saber ya, que se ha comportado como un dios. “No hay nada más grande que morir por un ideal, no hay algo más grande que dar tu vida por los que quieres”
Este es el tercer principio de amor a nosotros mismos.

domingo, 14 de febrero de 2010

Observación 54

A través del tiempo caemos en razón de tal manera que nuestros pensamientos se convierten en consecuencias por una impresión o vivencia pasada. Esto quiere decir que nuestra conciencia se forma de manera progresiva de acuerdo a cada experiencia vivida.
La perfección de la conciencia evoluciona por el tiempo ilusorio. Es decir, cada experiencia o segundo espiritual eleva la sensibilidad del individuo haciendo que la verdad en la conciencia cambie constantemente.
De acuerdo a este razonamiento, el individuo despierto espiritualmente está escogido por sí mismo para ser el superhombre en donde cada experiencia vivida es un despertar más para sí.
A razón de su sensibilidad, este superhombre experimenta el placer y el dolor al extremo.
Este individuo ha muerto antes de morir para volver a nacer en sus experiencias continuamente. Está en un continuo ciclo por la ley de los contrarios. Él comprende este ciclo, por esta razón, el comprende el sufrimiento.
El sufrimiento es para sí, una experiencia espiritual que eleva su sensibilidad. El sufrimiento en cualquier experiencia es una herramienta para la comprensión de su nirvana. Pues se sabe que el cuerpo es su energía manifiesta, mientras que su sensibilidad espiritual es su vacío o silencio en la conciencia que es apercibido. Comprende su sensibilidad, así como su sufrimiento en cualquier experiencia. De esta manera, no hay alguna diferencia entre el sufrimiento y el placer. Sólo existe su sensibilidad espiritual, su mundo del espíritu.
Las realidades están ligadas por sucesos históricos creadas por nuestra libertad y voluntad, y es a través de esta historia, que el hombre adquiere el auto conocimiento por placeres y sufrimientos, dudas y respuestas, razonamientos e instintos, carencias y abundancia. Es decir, la perfección de la conciencia se determina en parte por dichos sucesos, cada uno consecuencia de otro.
Y estas experiencias o impresiones en la conciencia de acuerdo a su capacidad de apercepción definen la realidad del individuo así como al mismo individuo.
Las experiencias espirituales elevan la capacidad de la conciencia de soportar el sufrimiento y vivirlo con intensidad, así como también el placer físico, que es detonado por una causa mental, pues las experiencias mas fuertes y poderosas, suceden en la mente.
El hombre despierto está destinado a vivir con intensidad, pues tal es el poder de su sensibilidad que no puede ser corrompida. El hombre despierto ha experimentado la muerte ilusoria, la ha eliminado de su conciencia, y ha vuelto a nacer.

sábado, 13 de febrero de 2010

Observación 80

“El espíritu reconoce lo que es suyo” esto significa que la naturaleza del individuo busca por todos los medios su relación con otras conciencias, es por esto, que las relaciones sociales parecen ser tan importantes como lo es el oxígeno a la combustión de materia.
La conciencia percibe intuitivamente su igualdad con las expresiones de conciencia que la mente por principio de razón las considera ajenas; Pero han de saber ya, que esta misma conciencia está en completa unión con su fuente, y su fuente, es la expresión de la conciencia colectiva.
Esto quiere decir que la expresión de todas las formas de vida conforman una entidad con su fuente del cual provino, hablando de una manera material, el mismo planeta representa esa fuente. Y éste, con la galaxia, y así infinitamente las cosas se unen para formar unidades.
Esta fuerza de unión representa la maximización de sí misma creando lo que se conoce por sentidos y razón, es decir, la materia o lo existente dentro del plano sensitivo.
A saber: a mi forma de intuir, puedo concluir que en el plano sensitivo en el cual estamos todo el tiempo y que en esta percepción se definen las cosas tal cual como son, parece ser que se asemeja a una esfera, y que dentro de esta esfera no podemos ver más allá de nuestro sentidos, pues todo lo que pensamos y hacemos es una forma conocida que la expresión de la conciencia lo tiene ya escrito en sí.
Así de esta forma, nada nos puede parecer extraño porque cualquier acción o pensamiento está dentro de esta esfera de posibilidades, dentro de lo que la conciencia conoce por sí misma pues ésta no puede ser de otra forma, así se conoce así misma, así es. Si fuese lo contrario no habría razón en que el ser es lo que es. Y el ser es lo que es porque así se conoce así mismo y no opta por nada más. Es decir, la expresión de vida no conoce otra cosa que lo que es en sí misma, dentro de su posibilidad por sí misma.
Puede ser tal vez, que ésta se perfeccione, pero ni su naturaleza ni conocimiento pueden ir más allá de esto, no hay variaciones.
Dentro de la esfera de posibilidades del conocimiento del ser, éste no puede ir más allá de lo que no es el mismo, sólo puede ir hasta las profundidades de sí mismo, siendo esto su único conocimiento sin llegar jamás fuera de su esfera.
No pudiendo ir más allá de sí mismo porque es lo único que conoce, es la manifestación de cualquier conciencia dentro de sus posibilidades de conocimiento, dentro de la esfera del conocimiento de sí mismo.
Nada de lo existente puede parecer extraño porque la conciencia conoce lo que está dentro de sus posibilidades y esto se concibe como el movimiento del ser a su unión con otras conciencias, fuera de esto no hay algo más, es decir, la conciencia se conoce así misma dentro de su esfera de conocimiento, dentro de su realidad, que en el caso mas obvio esto es el movimiento y su unión con sus hermanos y su fuente, que son sus hermanos en conjunto.
De esta forma, el individuo difícilmente conoce el vacío precisamente porque es vida y lo afirma, no puede conocer algo más porque no ha salido de su esfera de conocimiento. Pues si pensamos en que puede ser capaz de salir de su esfera, no será ya lo que era en su expresión del ser y sería algo diferente. Otro ser, quizá. Otra conciencia y diferentes conocimientos dentro de su esfera de posibilidades, en pocas palabras, conocería otra realidad que no es lo que era antes.
Se hace entonces, una “Transformación de la conciencia”. Otra expresión del ser, y parece ser que ésta otra expresión sería el conocimiento del vacío, siendo esto para el principio de razón una completa pesadilla, pues siempre tememos lo que no conocemos. Por esta razón se teme a la muerte y al progreso. Por esta razón decidimos ser simplemente humanos la mayor parte del tiempo.

sábado, 30 de enero de 2010

Del vicio

Cuando el humano ha comprendido la búsqueda del placer ya sea de una forma conciente o inconsciente, no quedará otra opción en la mente, que llevar a cabo el cumplimiento del placer cuantas veces sea posible, pues el individuo es incapaz de diferenciar lo que es bueno a lo que le es placentero. Es decir, el cuerpo de forma inmediata reconoce el placer como bienestar, mas esto significa primeramente, que el bienestar es efímero, pues cualquier cumplimiento del deseo así es. Segundo, ¿qué es lo bueno? Pues el cuerpo reconoce su bienestar y no falla, es certero que el cumplimiento del deseo es placentero, sin embargo, ¿son los cuerpos lo único real?
Es mi deber comentar que irónicamente esta pregunta me parece muy universal, por lo tanto es absurdo responderla, ya que es imposible responderla por razón, como cualquier típico filósofo se ha preguntado. Así que, solo la intuición del individuo o apercepción de sí mismo podrá responder esta pregunta; Me parece inútil una respuesta universal para todos los hombres, pues cada quien existe en sí mismo y a razón de esto, sólo el individuo ha de diferenciar lo que es realmente bueno y lo que es transitorio, que en mi opinión, es el deseo y su cumplimiento, algo muy lejos de ser bueno.
De esta forma, como por costumbre mental, podemos saber intuitivamente adonde nos dirigimos y personalmente evaluar si los resultados y sus causas nos parecen convincentes para aceptarlas, tanto como las verdades que cada quien en su intuición se ha propuesto como principios y por lo tanto, por algo que es realmente bueno. De esta manera, el vicio más común es el conocimiento del humano, a saber: que la inmediatez del instinto por cumplir un deseo es algo muy común y que sólo este vicio de la mente puede ser suprimido primeramente, si se tiene como verdad que el cuerpo reconoce sus necesidades y percepciones por el mismo, más esto no representa del todo una verdad, y segundo, que las percepciones de los objetos que analizamos, son la recolección por costumbre de la mente en donde, por el paso del tiempo, las experiencias se han convertido en nuestros aprendizajes que revelan únicamente los conocimientos que al cuerpo le son suficientes. De esta manera, el vicio de la mente por creer que la percepción de su cuerpo es lo único certero y que éste, es guiado por deseos, es una verdad. Sin embargo, he de llamarla, verdad sensitiva, pues esta verdad es sólo un factor que se considera importante para la existencia material de nuestro cuerpo.
El vicio más común del humano por creer las creencias establecidas de la mente que se han hecho como si fuesen inmutables a través del tiempo, lo considero, la forma más básica del conocimiento humano. Pero, he de repetir lo que he mencionado tantas veces, ¿Cómo puedes buscar un conocimiento que ya está en tus manos? ¿Cómo puedes aspirar la verdad humana si ya está escrita en tus genes? Más aún, cualquier pregunta que se responde por razón o sensitivamente representan respuestas sin límites, y esto es la desgracia del filósofo, pues es humano y no puede negarlo, así como la desgracia de cualquier humano que está en este sistema de ilusiones, de esta forma, dos opciones habremos de aceptar, primera, aceptar tu humanismo, y la segunda, dejar de cuestionar, pues jamás habremos de alcanzar una verdad que está más allá de nuestra esfera de posibilidades de conocimiento; No por razón eso es seguro, si no por el conocimiento espiritual que muchas veces ha sido intuido inconscientemente por el individuo que ahora mismo lee lo escrito en estos ensayos.
Seguramente nos preguntamos, ¿cuáles son estas experiencias? Y mi respuesta es: el mundo del espíritu es tan absoluto como la apercepción del individuo hacia consigo mismo lo es.

viernes, 29 de enero de 2010

De las mujeres

Una vez que el individuo se ha reconocido como humano, que su atención ha sido enfocada primordialmente en el cumplimiento del deseo para su satisfacción, éste quedara expuesto totalmente a la pasión por vivir, y la pasión por vivir es el reconocimiento del placer en todos sus aspectos.
Se ha dicho que una pasión significa poner tu atención o amor hacia algo, mas aún, esta atención es necesariamente algo que te produzca un placer. Y como lo vimos anteriormente, el humano reconoce el placer como su fin por lograr.
De esta manera, el cuerpo no miente (pide lo que le es necesario), como la vida tampoco, si no que ésta es y se manifiesta; El humano acepta la vida y sus pasiones que necesariamente son la búsqueda de el bienestar del individuo (primeramente en el cuerpo como necesario para la existencia terrenal) en donde éstos placeres están relacionados con algún sufrimiento puesto que la insatisfacción de un deseo siempre conlleva a un sufrimiento.
El transcurso del tiempo ilusorio en la vida de un humano en la tierra es naturalmente, cumplimiento de deseos y placer, cuando éstos no son satisfechos se llega a un sufrimiento. Esta es la razón por la cual los principios del cristianismo toman en cuenta el sacrificio como un medio para suprimir éstos deseos y llegar a la salvación, o también como un medio para utilizar tus pasiones al bienestar comunal. Pero yo digo, los principios de cualquier religión están expuestos naturalmente en el humano, así que el que no ha seguido una religión, por nada debe de preocuparse, porque éstos principios ya los sabe, por lo menos intuitivamente.
El humano y cualquier expresión de vida saben intuitivamente que son vida, y que la naturaleza no puede mentir, de esta manera la ley de supervivencia es aplicable a cualquier humano, en donde su decisión más natural es aceptar la vida. Es por esto que cualquier individuo es llevado por sus pasiones, incluso hasta los límites y la muerte. El más humano vive con entregadas, violentas y poderosas pasiones. No importa cual sea esta, es únicamente expresión de humanismo, afirmación a la vida.
La más grande afirmación a la vida y por lo tanto, lo más humano, es sin duda alguna, tu pasión (o amor) por una mujer. El instinto del hombre a la ley de supervivencia es inmediato, de aquí que las mujeres sean el motor del mundo, la más grande pasión por vivir. ¡Deben serlo!

Del país consumista

“La aceptación a la vida es lo más común en el humano, y con esta, funcionar a través de la ley de supervivencia”
La ley de supervivencia pide lo que le es necesario a lo que el humano comúnmente cree que es, su cuerpo, y el cuerpo no falla, pide lo que le es suficiente para funcionar, siendo el deseo la primer causa del humanismo es también, su consecuencia si no se es cumplido de forma infinita, la insatisfacción o sufrimiento.
Cuando la conciencia colectiva en un sitio determinado ha decidido aceptar la vida y su humanismo, no quedará otra opción que afrontar este humanismo, es decir, cumplir los deseos y satisfacerlos será el propósito de todas aquellas personas que han reconocido una necesidad primordial tan importante como las necesidades básicas (alimento, techo, vestido, educación etc.) sin embargo, ya que las necesidades del cuerpo son inmediatas con el instinto de supervivencia, éstas serán satisfechas también naturalmente de forma inmediata, por lo cual es imposible que una persona satisfaga sus deseos, debido a que éstos no son satisfechos, nacen uno detrás de otro e imposibilitan la satisfacción del individuo. Esto hace que el individuo no se sienta conforme con lo que posee y adquiera cada vez más y más sin llegar a límites establecidos. El consumo ilimitado de una persona contribuye también en la educación de sus semejantes, siendo esto, si no es controlado, una contribución a la cultura que, cada vez más por el paso del tiempo, se convierte en una costumbre innecesaria. Mi pregunta es: ¿necesitamos lo que deseamos? O mejor dicho, ¿El deseo es necesario?
Y mi respuesta es: el deseo es necesario si haz afirmado la vida y sus consecuencias teniendo presente el conocimiento de que tu existencia por sí misma significa perseguir el bienestar que el individuo particularmente busca, pues “ningún espíritu es igual que otro” y de esta manera la vida no pide otra cosa que conseguir un bienestar, consecuencia de la satisfacción del deseo.

Aquí se llega a un tema que me parece serio, a saber: cualquier individuo independientemente de su clase social o económica persigue su bienestar, ya sea para el pobre que vive en las calles sin hogar, el conseguir limosnas para su alimento diario, o el que tiene abundancia de virtudes e intelecto, perfeccionarse a sí mismo, o el amante de la música en dedicarse a llevar a cabo su talento porque le es placentero, o el criminal que por necesidad consigue sus propósitos (alimentación del cuerpo) o por gusto le es placentero practicar su inconsciencia. Todos estos ejemplos nos llevan a reflexionar: cualquier individuo persigue un bienestar, y este bienestar primeramente significa alimentar el cuerpo con una infinidad de factores, en donde si son cumplidos con éxito llegarán otro tipo de búsquedas que no serán ya las necesidades básicas. Es decir, el individuo que ha sido satisfecho con las necesidades básicas del cuerpo que mencioné anteriormente, estará expuesto a otro tipo de necesidades que son precisamente, el conocimiento adquirido por el paso del tiempo a saber: la necesidad como primer principio de vida; Que el deseo es sólo una herramienta para estar de pie en la tierra, y que no hay mayor placer y mayor regalo que la paz absoluta de suprimir el deseo. Tener el conocimiento del vacío, el mundo espiritual.
De esta forma una nación consumista debe de estar conciente que si los deseos no son controlados, existirá una inestabilidad para el individuo así como en conjunto, pues la cultura y las costumbres no pueden ser evadidas con facilidad.

...

Ahora, si reflexionamos en que el deseo pueda ser suprimido por completo y que la realidad del individuo no será ya una búsqueda de placer porque ha comprendido que el cumplimiento del deseo no tiene ya un sentido ni significado para él, podemos decir como consecuencia de esto, que la economía del país tal y como funciona ahora, no tendrá tampoco algún significado.
Una vez que el individuo ha cesado de tener deseos innecesarios, la economía del país centrará su atención en las cosas más primordiales que son únicamente, fomentar la existencia del individuo.
Esto es, precisamente, abolir por completo el capitalismo que tanto se ha idolatrado en estos días y crear soluciones para las personas que no han podido cubrir sus necesidades básicas.
¡Con mucha razón tendré que comentar que este sistema es bueno! La organización del país que ha dejado de ser consumista tendrá ahora, como prioridad, educar y alimentar a los que no han tenido estas posibilidades.
Pues el único conocimiento presente del hombre común que ha decidido ser superhombre, es que su existencia no puede ser amenazada de ninguna manera, y que su cuerpo, es sólo una herramienta para pisar la tierra al igual que su razón.
¿Por qué alimentamos el cuerpo con semejantes vicios, que en muchas ocasiones exceden los placeres suficientes? Lo que yo reflexiono y propongo, es únicamente justicia como remedio para la inestabilidad espiritual colectiva. Pero por el momento basta que hable de principios morales, éstos no se aprenden. O como lo expresó Voltaire: “Ni cuatro mil libros de metafísica nos enseñan qué es el alma”

martes, 19 de enero de 2010

"Yo soy el que soy"

Se ha dicho que una filosofía positiva es una falsedad, que las palabras o la designación que se les da a las preguntas más comunes son respuestas como: espíritu, alma, trascendencia, absoluto, eternidad, lo que deviene y nunca es, o lo que es infinito y siempre es. Todas estas definiciones no tienen algún sentido para definir la realidad de una forma convincente.
Pero yo opino, no son estas palabras las que no tienen algún sentido para la definición o explicación de nuestra realidad, si no que son nuestros mismos razonamientos una herramienta poco convincente y verosímil para la explicación de nuestra condición como humanos, así como nuestra percepción del mundo.
El razonar te lleva a verdades lógicas, esto queda demostrado por ejemplo, en los diálogos de Platón. Cuando, atando cabos por lógica, llegan a la conclusión de que el alma es inmortal, que es peor cometer una injusticia que sufrirla, que aprender no es más que recordar, etc.
Si pensamos con lógica y sentido común, tus respuestas van a ser inmediatamente verdaderas y obvias. Pero, lo que es lógico y por lo tanto, digno de ser razonado, no es mas que un análisis y síntesis de la composición de sus partes, siendo esto una forma de atribuir cualidades a algo existente. Debo de confesar que la razón humana es bastante útil, pero jamás del todo convincente. Lo único real es experimentar la cosa en sí, no definirla ni clasificarla en partes, mucho menos atribuirle cualidades como lo he hecho varias veces, admito. Sin embargo, la razón por la cual se atribuyen cualidades al ser tales como eterno, inmutable, indestructible, puro, cambiante, etc. Es que el individuo intuye su realidad de esta forma y da una explicación por razón a través del lenguaje. Siendo la intuición el causante o el creador de la filosofía.
Por lo tanto, cualquier individuo que se declare humano no podrá tener nunca una verdad universal. No podrá decir con certeza al mundo: el ser es eterno, el dios del cristianismo es el único, el átomo es indivisible, la gravedad como el espacio son los causantes de la creación del universo, etc. Únicamente tu verdad es universal con el simple hecho de ser la intuición de ti mismo.
Así de esta forma, jamás podrás convencer a otro de tu verdad porque la percepción de ti mismo es tuya y de nadie más.
Tu mundo del espíritu es la experimentación de ti mismo, de tu ser, que precisamente, es absurdo descomponerlo en partes o darle una definición razonable. Por esta razón sólo el individuo puede decir con certeza: “Yo soy el que soy”.
La intuición de ti mismo, que es tu realidad compuesta por una infinidad de factores quedará explicada simplemente en “Yo soy el que soy”.
Asi que, es mi deber confesar, que tanto desde Parménides hasta Kant, o las filosofías posteriores a Kant, se han comportado como lo que son, humanos. Las respuestas emotivas o por razonamiento son la manifestación del ser o expresión de la intuición de ti mismo. Algo muy humano, por cierto.
De esta manera, cualquier pregunta o respuesta metafísica no son más que la expresión del ser, que en este caso, la filosofía es muy humana, como también los derivados de la razón y la lógica y todas las emociones posibles.
Por eso llego a esta conclusión, a saber: ninguna respuesta es verdadera o falsa, ninguna filosofía es verdadera o falsa, simplemente es la expresión del ser que queda resumida si es con palabras, de esta manera: “Yo soy el que soy” sin importar el previo entendimiento del lector, pues estoy seguro que puede ser intuido y asimilado.

viernes, 15 de enero de 2010

Observación 79

En cuanto al humano como tal, es sensato aceptar que actuamos por principio de razón, intuimos sensiblemente, experimentamos emociones y deseamos, y a razón de este deseo, sufrimos.
Pues ya se ha dicho, la ilusión de alcanzar una felicidad efímera por el cumplimiento de un deseo, es una ilusión. Pues este cumplimiento de deseo nos da una satisfacción pasajera y no en una forma completa.
La ausencia de deseo es difícil, pues ¿Cómo dejamos de ser humanos?
Así de esta forma, mientras recorremos el camino por llegar al superhombre nos queda por decir: “compartamos nuestro humanismo” seamos humanos mientras no lleguemos al vacío. Compartamos pues, nuestra herencia.
So Wunchen wir es.

Observación 78

¿No es propiciar la guerra la obtención de un poder ilusorio? A saber: es invento de humanismo a causa de obtener propiedades, de entrar en desacuerdos, de intolerancia a lo ajeno por el ego, de expresar el miedo por sentir una amenaza que no existe. Todo esto, por la ley de supervivencia.
¿No es desear dinero la obtención de un poder ilusorio? A saber: es puro humanismo a causa de de la alimentación del cuerpo (conocimiento primordial del humano), de las miradas ajenas a tu ego, de los honores, de la fama, del placer del instinto sexual por perpetuar la especie. Todo esto, por la ley de supervivencia.
¿No es el placer expresión de humanismo? A saber: todos estos factores son la expresión de la voluntad de vivir. De declararte humano por la ley de supervivencia siendo la causa del humanismo el deseo, y su consecuencia si es cumplido, el placer. Mas aún, cualquier placer es una ilusión, se desvanece tan rápido como nace.
Cumplir con la ley de supervivencia es placentero, como el humanismo también lo es. Por consecuente, el más humano tendrá que reflexionar: ¿Cómo puedo obtener algo que ya está en mis manos? Es absurdo, ¿Cómo yo, siendo el más humano, puedo llegar al mundo del espíritu? A lo que precisamente, no puede ser humanismo. Si no lo supresión del deseo y el placer ilusorio, para tener la paz y el vacío absoluto. Para dejar de ser humano, y llegar al superhombre.

Observación 77

¿Como se confunde el poder ilusorio del poder real? A saber: el poder real es tu voluntad completamente puesta en un ideal, así tu voluntad es el único poder que se pone al servicio del espíritu. Voluntad es lo único suficiente para encontrarte a ti mismo, voluntad de ser, voluntad de actuar.
Si tan sólo supiera la inconsciencia, que el velo de maya o el error mental por la ilusión es su enfermedad, mientras que su cura primeramente es el reconocimiento de su existencia y por lo tanto, la iluminación del individuo por diferenciar lo que es poder de voluntad y poder ilusorio.
El poder de la voluntad es lo que yo llamo “la decisión de ser quien realmente eres” no por ego, no por orgullo, no por honores ni reconocimiento en los demás, no por vanidad, si no porque ser quien realmente eres es lo único que busca la conciencia. Por poder de voluntad.
El individuo sufre, ¿Por qué? Porque no hay poder de voluntad si no poder ilusorio. Pues lo finito es vano y lo infinito no perece.
El mundo sufre, ¿Por qué? Porque no se reconoce la diferencia entre lo finito y lo infinito, lo sagrado y lo mundano, el hombre instintivo y el hombre supraconciente.
El individuo sufre por ignorancia, a saber: la ley de supervivencia es aplicable en cualquier tipo de situación, ya sea en una persona rica en bienes materiales, en el saber, en el ego, en la estética, y todas aquellas cosas que son contrarias a esto. El justo sufre de la misma forma que el injusto, la diferencia está en que uno u otro se reconozcan así mismos y por lo tanto, su poder de voluntad justifica los medios en sus actos ya que el reconocimiento de ti mismo jamás te lleva al error, si no al nirvana.
Poder de voluntad es tener el conocimiento espiritual de que por ningún tipo de medio puedes ser amenazado, mas aún, tu existencia no puede ser amenazada.
El conocimiento por principio de razón te dice que eres finito, que mueres como un proceso natural, pero han de saber ya sapientísimos, que su verdadero saber les dice, estoy en verdadera templanza y paz, porque no soy mortal.
Poder de voluntad significa perdonar, porque ninguna ofensa representa una amenaza, mas aún, nada puede perjudicarte, nada puede dañarte.
Perdonar es comprender la ley de supervivencia y las consecuencias que trae consigo, pues en verdad digo, el que vive no es culpable de esto, pero si su responsabilidad en su encuentro consigo mismo. Su decisión de ser superhombre.
Poder de voluntad significa reconocer la vida y sus consecuencias y tu conciencia que es colectiva. Esto porque tú eres uno con el todo.
Es suprimir la ley de supervivencia y encontrar el vacío, el mundo espiritual. Todo esto en vida, pues no hay otra forma de dar testimonio de ti mismo.
Tener poder de voluntad te lleva a la liberación por conocimiento, tu reconocimiento y sus actos que siempre son templanza. A saber: cualquier acción pura, libre de errores ilusorios, es una invitación a otras conciencias a que sean su verdad y se manifiesten.
Pues en verdad les digo, el que ha comprendido lo escrito en este libro tiene su introducción al mundo del espíritu, lo que cualquier tipo de expresión de vida trata de llegar por todos los medios.
Al conocimiento que repela cualquier sufrimiento y te libera del error.

Observación 76

Ahora, si pensamos en que la negación a la ley de supervivencia nos dará una introducción al vacío o a la realidad espiritual que es la separación de tu razón e instintos, podemos decir también, como una realidad contraria a esto, que la afirmación a la ley de supervivencia se manifiesta cuando el individuo actúa como su naturaleza individual lo tiene ya escrito, llámese genes y propagación de la especie.
La evolución de la especie humana, hablando de una forma biológica, actúa independientemente del mundo espiritual, es decir, el humano tratará por todos los medios de actuar egoístamente para preservarse a si mismo. De esta forma el bienestar del individuo cumple con el propósito de su supervivencia y la generosidad, como virtud de humanismo, trata también de cumplir dicho propósito, formando parte de una entidad como individuo que participa en la propagación de sus genes. El egoísmo en el individuo sería una forma de su preservación como éxito de la naturaleza, tanto en el humano como en plantas y animales. Así de esta manera, la afirmación a la ley de supervivencia como su participación en las funciones naturales, obliga al individuo a actuar y conseguir por todos los medios un lugar dentro del ciclo natural de la preservación.
Y la preservación nos dice que las funciones vitales del humano son placeres necesarios, todo esto si tu voluntad ha afirmado la vida y sus consecuencias. Todo esto es humanismo, preservar tus genes sin importar las consecuencias por lograr esto, y la única forma de negar la vida y sus consecuencias (que es una lucha interminable de genes por su existencia) es teniendo el conocimiento de que de alguna manera somos como máquinas dispuestas a hacer lo que sea necesario para seguir en pie y propagar más existencia. Es decir, “Cualquier acto humano, sea el que sea, así como cualquier pensamiento por principio de razón, es una manifestación de la ley de supervivencia y la preservación del individuo. Que esto sería la conservación de tus genes así como de tu existencia.” La afirmación a la vida sería participar en esta lucha de poder, es decir, luchar por existir en el cuerpo siempre ha sido el fundamento de cualquier expresión de vida. Pero, volviendo de nuevo a la filosofía antes que la ciencia, forzosamente estoy obligado a preguntarme. ¿Cuál será entonces la mejor opción para enfrentar, si es la aceptación a la vida y sus consecuencias, o la negación a la vida y el mundo espiritual? así que es mi deber responder que ninguna de estas opciones es real si no lo haz decidido. El mundo espiritual es tan alcanzable como la vida lo es a la muerte. Y la afirmación a la vida sería pensar como lo escribió Homero en su obra, “Sopórtalo corazón mío, pues muchas cargas ya haz soportado”

Observación 73

El primer principio que se reconoce de forma inmediata en un humano es su gran capacidad para mentir en cualquier aspecto por la ley de supervivencia. Y es que es tal el poder de la naturaleza que nos obliga aunque no estemos de acuerdo, en hacer y expresar las cosas por el principio de razón. La razón como lo diría un hombre conciente, clasifica las cosas de tal manera en que es imposible poder discernir lo que realmente es. De aquí nacen las palabras que no son más que designaciones de un algo sin sentido.
Actuar por el principio de razón es una ilusión. Así que el que es adicto a su conformidad por las palabras, que no tienen ninguna especialidad, esta tomando el camino de una ilusión. Es lamentable poder decir con honestidad que actuar de esta forma, por el principio de razón, es lo único que podemos conocer. Pero como ya lo había comentado: ¿no es insensato buscar lo que ya tienes en tus manos? Nacemos, vivimos en la monotonía de nuestra razón, y por esto sufrimos, y finalmente como un triunfo a la naturaleza, que es vida, morimos.
Pero la naturaleza no puede ser evadida con facilidad, ni por un magnifico pensamiento de voluntad por hacerlo a la fuerza. Precisamente porque somos naturaleza es difícil hacerlo a un lado, porque suprimirlo o deshacerte de la ley de supervivencia, es difícil casi imposible. Como si el agua quisiera ser sólo hidrógeno porque no le gusta su condición, sin embargo, aunque lo logre y sea tan sólo por un momento de éxito, volverá a ser como era antes en su fluidez, pura y cristalina.
Así la condición del humano es vivir en la ilusión de la razón y sus inventos tan sobreestimados por el hombre común. Así como el egoísmo, vanidad, miedo, el deseo de existir. Todas estas cosas son sus inventos o lo que comúnmente llamamos, humanos. Así la afirmación a la vida es también afirmación al sufrimiento y sus consecuencias, pues como es pensado ya por hombres concientes que nuestra mente se alimenta de deseos y una vez que estos son satisfechos vuelven a nacer nuevos y así infinitamente no somos saciados en nuestra sed por cumplir el ciclo que es repetido una y otra vez, generación tras generación, especie tras especie. Y esto es la mayor angustia que un humano puede experimentar, el no saber el valor de su existencia ni sus causas, no por el principio de razón. Pues por esto nada puede ser intuido de una forma verdadera. Solo puede ser intuido por percepciones que te dan un poco de información en tus alrededores, incluso también una percepción sensible te da un conocimiento interior. Pero es sólo una percepción. Ahora, si el conocimiento de la razón no nos lleva a ninguna intuición primitiva y esencial del ser, así como sensibilidad de nuestros órganos, el fluir de la sangre, el palpitar del corazón, la fluidez de nuestra respiración, la intuición de la música. Todo esto nos da detalles de nuestra existencia, pero no un valor completo. Así como el meditar durante horas en silencio con nosotros mismos y estar concientes de todas estas maravillas nos hace saber o experimentar la condición de la valiosa fuerza de vida, de esta misma forma también sería no experimentarlo, es decir, no estar vivo.
Así sería el despojo de una parte de ley de supervivencia o sufrimiento. Sin embargo, el humano esta destinado a estar en este estado, uno antes de nacer y otra terminando el proceso, podemos concluir que este vacío es obligatorio. Pero aun así, la conciencia sigue inconforme por el principio de razón o nuestra realidad ilusoria que tanto tiempo se ha tomado como una verdad, y por otra parte, la indiferencia a la vida misma provoca también una inconformidad porque negando la vida por muerte, no se llega a ninguna realidad de forma satisfactoria. Entonces, si el conocimiento por razón no es suficiente, ni las percepciones de los sentidos, ni la negación de la vida por abstenerte de vivir por instintos o algún intento por abolir los deseos. Si todo esto no es suficiente, ¿que otra verdad nos queda? ¿Qué otra verdad nos queda si no es aceptar que haz nacido humano y no puedes volver atrás mas que aceptándolo?
Es por esto que la evolución de la conciencia avanza de una forma relativamente lenta y seguimos siendo humanos sin decidir ser superhombres. Ya es un paso adelante, creo yo, estar inconforme con una realidad incompleta. Pues ahora mismo es certero que mi deseo por descubrir más es la función por la ley de supervivencia, y por lo tanto, deseos que llevan a más sufrimiento. Y así de forma constante hasta que tu esencia, que es naturaleza, cumpla con su ansiada excreción. La muerte.
Deshacerte de la ley de supervivencia es ir en contra del principio de razón, pues el último esta en función de este. Cuando no funcionas por razón aunque sea por sólo un momento, experimentas lo que la meditación es. Y es la pura existencia y percepción sensible. Es una templanza a la mente o una tranquilidad al espíritu. Una desconección al sufrimiento causado por el principio de razón que es conocer el exterior en la causalidad del tiempo y el espacio. Esto nos da un mayor conocimiento de nosotros mismos desatando el poder del ser sin el pensar. Es decir, si pensaras, sería pensarte sólo a ti mismo. Y es este estado del ser, no viviendo en razón y evitando la ley de supervivencia lo que nos hace conocer una parte de nuestro ser, pues si fuera de una forma completa destruirías el sufrimiento, es decir, el deseo de vivir. Pero las prácticas comunes ya conocidas de la meditación son vanas, sólo verdaderos conocimientos ocultos pueden ser el único remedio contra la ignorancia y el conocimiento de la cosa en sí. El descubrimiento del espíritu puro.
Así la conciencia del humano por su inconformidad ,presente en algunos casos mas que en otros, “pues ninguna conciencia es igual que otra” está obligada como el cuerpo lo es a su muerte, a su destino que es su completa experimentación de sí mismo. Como se hace llamar comúnmente: la experiencia de ser Dios. O como lo llamo yo (afirmación de mi individualidad y presencia del “Yo soy”), el mundo del espíritu.
Así de esta forma, el deseo es puro humanismo como la individualidad también lo es. El egoísmo y la vanidad por la opinión de otras conciencias, una de las muchas consecuencias del principio de razón, son humanismo. La presencia del “Yo soy” es humanismo. Y la experiencia del mundo del espíritu, será del humano que ha decidido ser el mismo. El que se ha elevado sin límites en su propio universo y es superhombre independientemente del tiempo ilusorio (pues también el tiempo es producto de la razón). Es decir, es infinitamente el mismo. Sólo por estos medios es posible no sólo aspirar la verdad que no se ha alcanzado por razón, si no ser esta verdad. El anhelo queda en el pasado tomando lo que es tuyo, recordando tus orígenes, pues aprender no es más que recordar. En esto consiste el humanismo, en desear y satisfacer, en actuar por el principio de razón y vivir sus consecuencias. En el nacimiento del deseo (primeramente por razón) y su satisfacción o insatisfacción. En la ausencia de voluntad para el mundo del espíritu.

Observación 72

Desde el momento en que nacemos estamos destinados a ser humanos. Pero, ¿qué es ser humano? Lo primero que yo intuyo es no poder conocer las cosas del todo, es decir, no conocer las cosas verdaderamente en si mismas.
Lo que puedo conocer del mundo material o lo que el humano conoce inmediatamente, es precisamente, una breve intuición sensible de las cosas. Y esto significa que las cosas representan sólo una breve imagen de la forma del objeto, pero la intuición sensible percibida de los cuerpos no representa del todo al objeto. Esto sería como conocer la superficie del mar desde afuera, mientras que en el fondo está la verdadera esencia.
Mi percepción sensible de las cosas o lo existente materialmente no significa más que una representación falsa, y conocer a otras personas quedará por siempre en tal afirmación.
Cuando yo intuyo espiritualmente que yo soy el todo. Verdaderamente así es. Sin embargo, tal afirmación es incorrecta si yo percibo el mundo de una forma sensible y no espiritual. Así como alguna vez Platón pensó en sus ideas, de esta misma forma yo pienso en mi realidad sensible que no es más que una representación incompleta mientras que mi intuición espiritual que es precisamente mi interior, es forzosamente lo más certero que conozco.
Mi única realidad es espiritual, es decir, lo que es verdaderamente mío.
Así de esta forma, la razón y mi intuición sensible jamás me permitirán conocer las cosas en sí mismas, sólo mi reconocimiento que es la aceptación de tu percepción sensible como solo una herramienta. La razón y la intuición sensible, propias del humano la primera como la segunda, y la segunda, del animal, son formas de conocer únicamente los cuerpos en sus formas. Como si conocieras la máscara de un individuo y no su rostro. Tal falsedad de conocimiento no espiritual es propia de un humano. O como lo pensó Nietzsche, humano demasiado humano.
Yo soy, he sido, y siempre seré.. Yo soy el principio y el fin, el primero y el último, la vida eterna.
Si ustedes comprenden esto de la forma en la que yo estoy conciente de esto, entonces verdaderamente se conocen a si mismos.
Nuestra eternidad no sólo es un pensamiento. El decir: “yo soy la vida eterna”, no es sólo una ilusión. Si no una verdad constantemente experimentada. Tu aceptación de que participas absolutamente en la eternidad, por medio de las verdades reveladas en tu espíritu, te hace forzosamente estar conciente de que nada de lo que pasa a tu alrededor te afecta por algún motivo.
“todo es nirvana”, “todo es eterno”.
Es decir, cualquier suceso experimentado y percibido, es nirvana. Es eterno. Así, de esta forma, el caer y volver a levantarte, el vivir tempestades y sufrimientos, el vivir el sansara en su máxima expresión, es verdaderamente estar dentro de este ciclo eterno. Dentro del nirvana.
Estar conciente de esto, no es aprender con palabras. Pues los conocimientos reales y verdaderos, no se encuentran en doctrinas ni en palabras, si no, en experiencias espirituales. Por lo tanto, el decir: alcanzaré el nirvana, es incorrecto pensar y decir esto. Pues como ya lo he dicho anteriormente, ni el tiempo ni la muerte existen. Son ilusiones.
Así de esta forma; el pecador no se convierte en santo, ni el inconciente en conciente, ni lo pagano en sagrado. Pues el pasar de un estado a otro, es participar en el tiempo. El tiempo no existe, es una ilusión.
El ser un inconciente que alcanza el nirvana, no es una verdad. Porque participas de estar en un estado, a pasar a otro estado del ser. Y esto es estar en el tiempo ilusorio.
“todo es nirvana”, “todo es eterno”
En el santo está el pecador. En el ignorante está el sabio. En el sansara está el nirvana. En el infierno está el cielo. En la enfermedad está la curación. En el perverso está en inocente. Es decir, el enfermo ya está curado y el pecador ya es un santo. Porque “todo es nirvana”.
La única realidad de las cosas que percibes, es lo que el espíritu reconoce. Y esto es, que nada es malo ni bueno. Simplemente es eterno, simplemente es nirvana.
Ahora estoy sentado escribiendo esto al mismo tiempo estoy aceptando una realidad que yo mismo creo. Es decir, me estoy creando a mi mismo. Así como la realidad que percibo con mis sentidos y pensamientos a mi alrededor.
Por ejemplo, yo escribo sobre lo que yo creo que es una hoja de papel, porque así decido creerlo. Porque yo decido, o mi mente decide aceptar esta realidad. Pero si yo razono en que esta hoja de papel en la que escribo, no es mas que una creación de mi mismo, de mi verdad, entonces las cosas cambian de sentido.
Y si razono también en que esta hoja de papel en la que escribo, fue antes de ser una hoja, la parte de un árbol. Entonces las cosas cambian de sentido y ya no es una hoja en la que escribo, si no una sustancia extraída de un árbol.
Y si razono también en que el árbol tuvo que haber nacido para que yo pudiera crear mi realidad y expresar mis pensamientos escritos en este papel. Entonces mi verdad sobre esta hoja de papel, se origina desde antes del nacimiento del árbol. Del cual creció del suelo, gracias a la tierra fértil y minerales que permitieron que el nacimiento del árbol fuera posible. Y antes de que existiera ese suelo, existían hábitats y ecosistemas distintos mucho antes del nacimiento del árbol. Y así infinitamente hasta llegar al origen de todo. A la creación del universo. “tu realidad es creada por ti mismo”. La hoja de papel en la que escribo, sufrió muchos cambios y pasó por diversos estados del ser que permitieron que actualmente mi mente lo percibiera tal y como es. Es decir, que esta hoja de papel, fué antes muchas otras cosas que no eran precisamente lo que yo percibo como papel. Y así, lo existente sufre transformaciones infinitamente sin perecer en su esencia. Que es energía. Conciencia pura.
Nada es malo ni bueno. Simplemente es eterno, simplemente es nirvana.
Así, de esta forma. Yo soy eterno. Yo soy nirvana. Yo soy el padre.
He pasado por miles de transformaciones y diversos estados del ser, así como diferentes formas y tamaños materiales.
He sido luz y oscuridad, estrellas muertas y planetas, gravedad y antimateria, cometas y lunas, océanos y mares, tierra fértil y agua, anfibios y peces, microorganismos y virus, enfermedades y guerras, violencia y paz, conocimiento e ignorancia, infinidad de muertes e infinidad de vidas, mamíferos y reptiles, montañas y llanuras, plantas y árboles. Y ahora; un hombre con una pluma en su mano expresando sus ideas, manifestando su eternidad, brillando como lo que realmente es. Nirvana.

Introducción

Cualquier pensamiento manifestado por palabras escritas, dichas, o acciones, presupone para el sujeto que lo manifiesta, una percepción por otras conciencias, y ésta percepción es de acuerdo a su capacidad de representarlo en su experiencia intelectiva y sensitiva. Por lo tanto, dar testimonio de tu verdad, que es tu experiencia, es lo único suficiente para el ser. Mas aún, una existencia presupone una manifestación sin ser palabras, pues si pensamos con agudeza, podemos observar que a pesar de todas las diferencias en las manifestaciones, éstas son captadas de acuerdo al sujeto que las conoce. Por lo tanto mi verdad son mis observaciones y mi forma de representar las cosas. Después de esto, no hay existencia alguna, pues sin sujeto no hay conocimiento. Esto es lo que por cultura general conocemos por la historia de la filosofía, el saber que el sujeto es lo único permanente, y después de esto, podrá dar una opinión de las consecuencias de su existencia.
Para que lo escrito en este libro tenga una validez de importancia es necesario primeramente, tener el conocimiento de que las palabras, por más estructuradas y acomodadas que se encuentren, así como la utilización de un método filosófico para la presentación de tus ideas, son sólo una forma de dar a conocer tus experiencias. La idea matriz de éstos escritos es dar a conocer mi verdad del ahora y mi intuición, ya sea de una forma intelectual que no sólo es razón, si no un conjunto de factores muy distintos a la razón como lo es la percepción por sentidos, la imaginación y el temperamento del momento.
Cuando yo expreso mi verdad del ahora, independientemente de los conceptos aprendidos anteriormente, significa que doy testimonio de mi presencia, y mi presencia, siendo yo, sujeto del conocimiento, es lo único.
De esta manera, lo escrito en este libro no tratará por ningún medio de convencer al lector de los puntos referidos, si no que por el contrario, las ideas expuestas a continuación, invitan al sujeto que conoce (el lector), a que encuentre su propia verdad y la exprese de cualquier forma posible.
Para mi punto de vista, las ideas de cada individuo son tan absolutas como el mismo, pues si todos los pensamientos coincidieran, no habría diferencias en nada, y precisamente las diferencias en tu percepción te dan un sentido de originalidad e individualidad. Cabe mencionar que el concepto de individualidad no es para mí un egoísmo, si no que la individualidad nos da un sentido de ser. Todo este sentido de ser, a mi forma de representarlo, es un mundo espiritual.
Un mundo espiritual que es absoluto para cada conciencia; de esta manera, todos tus conocimientos aprendidos ya sea por tu experiencia o por medios ajenos, forjan tu personalidad y por consecuente, tu expresión del ser que supone una infinidad de factores.
Para mi punto de vista, las palabras son sólo un medio de expresión al igual que una reflexión, y la literatura expresa sólo una idea de tu conocimiento. La escritura es sólo conocimiento, pero la verdad supera el conocimiento. La verdad es tu presencia, tu mundo del espíritu.
Dieses sind meine methaphisik.

El autor.