domingo, 14 de febrero de 2010

Observación 54

A través del tiempo caemos en razón de tal manera que nuestros pensamientos se convierten en consecuencias por una impresión o vivencia pasada. Esto quiere decir que nuestra conciencia se forma de manera progresiva de acuerdo a cada experiencia vivida.
La perfección de la conciencia evoluciona por el tiempo ilusorio. Es decir, cada experiencia o segundo espiritual eleva la sensibilidad del individuo haciendo que la verdad en la conciencia cambie constantemente.
De acuerdo a este razonamiento, el individuo despierto espiritualmente está escogido por sí mismo para ser el superhombre en donde cada experiencia vivida es un despertar más para sí.
A razón de su sensibilidad, este superhombre experimenta el placer y el dolor al extremo.
Este individuo ha muerto antes de morir para volver a nacer en sus experiencias continuamente. Está en un continuo ciclo por la ley de los contrarios. Él comprende este ciclo, por esta razón, el comprende el sufrimiento.
El sufrimiento es para sí, una experiencia espiritual que eleva su sensibilidad. El sufrimiento en cualquier experiencia es una herramienta para la comprensión de su nirvana. Pues se sabe que el cuerpo es su energía manifiesta, mientras que su sensibilidad espiritual es su vacío o silencio en la conciencia que es apercibido. Comprende su sensibilidad, así como su sufrimiento en cualquier experiencia. De esta manera, no hay alguna diferencia entre el sufrimiento y el placer. Sólo existe su sensibilidad espiritual, su mundo del espíritu.
Las realidades están ligadas por sucesos históricos creadas por nuestra libertad y voluntad, y es a través de esta historia, que el hombre adquiere el auto conocimiento por placeres y sufrimientos, dudas y respuestas, razonamientos e instintos, carencias y abundancia. Es decir, la perfección de la conciencia se determina en parte por dichos sucesos, cada uno consecuencia de otro.
Y estas experiencias o impresiones en la conciencia de acuerdo a su capacidad de apercepción definen la realidad del individuo así como al mismo individuo.
Las experiencias espirituales elevan la capacidad de la conciencia de soportar el sufrimiento y vivirlo con intensidad, así como también el placer físico, que es detonado por una causa mental, pues las experiencias mas fuertes y poderosas, suceden en la mente.
El hombre despierto está destinado a vivir con intensidad, pues tal es el poder de su sensibilidad que no puede ser corrompida. El hombre despierto ha experimentado la muerte ilusoria, la ha eliminado de su conciencia, y ha vuelto a nacer.

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