lunes, 19 de abril de 2010

Observación 67 "Del crimen"

La verdad no se aprende con doctrinas. En el caso de efectuar un acto que se considera inmoral, éste no debe ser reprendido como un medio para el aprendizaje. Si no que el verdadero conocimiento de este tipo de situación sería que el mismo individuo recapacite y recuerde quien es. De esta forma el espíritu reconoce lo que es suyo dejando atrás su inconsciencia.
El individuo que ha afirmado su condición humana, y por lo tanto, la vida y lo que ésta representa, está condicionado por estas mismas leyes naturales que lo obligan a su preservación. En el caso de un individuo que toma lo que no es suyo, y por lo tanto, suprime los derechos del otro, significa que no es él el que comete lo que se hace llamar un acto “inmoral” si no que es únicamente su expresión de su voluntad de vivir.
Cualquier tipo de crimen, es entonces, no una violación al derecho del prójimo, si no una declaración humana que ciertamente es muy evidente, de su condición como un ser ausente de un mundo espiritual. Como un individuo que no está completo en su relación con el vacío, que es la paz. Si no que por el contrario, por un antivirtud que es el miedo. A saber: el criminal no sólo rompe con las leyes establecidas que se consideran importantes para el bienestar comunal del estado, si no que, de una forma meramente inconsciente, afirma su vida con miedo cometiendo actos que carcomen la mente, y que, con el paso del tiempo, se convierten como en quimeras o aguijones que penetran la profundidad de su ser, que es la consideración que el individuo tiene acerca del bien y del mal. Mas esta consideración poco importa en el momento del acto, ya que la ley instintiva de supervivencia del hombre inconsciente lo obliga a actuar de una forma u otra. Por lo tanto, la ley de supervivencia en el humano no considera al bien y el mal como opciones por elegir. Pues el bien y el mal no son leyes que pertenecen al instinto, si no que éstas opciones son ideas enlazadas en la mente que consideran a la causa como un motivo para su consecuencia, que el individuo personalmente lo define como algo bueno o malo, según su capacidad de conciencia. Esto es por ejemplo, en el caso del tráfico de narcóticos (que se tiene como si fuese una profesión en éstos días) una expresión de su afirmación a la voluntad de vivir de una forma inconsciente, pues la persona que se dedica a éste tipo de oficios declara muy humanamente su incapacidad de elección a lo que el considera como algo bueno, dejándose arrastrar por una serie de motivos que están ligados por completo a un instinto de supervivencia. Así de esta forma también, el ofendido reprocha de la misma manera en que la ofensa fue efectuada, o a veces con frecuencia, de una forma más violenta, la expresión de ésta ley sin comprender jamás que su vulnerabilidad no significa nada mas que la preservación de su cuerpo, que en muchas ocasiones tal ley se manifiesta como defensa.
Tales manifestaciones iguales o similares de egoísmo en el individuo por la ley de supervivencia, llevan a cualquier tipo de crimen a considerarse como actos “muy humanos”, y por lo tanto, inocentes, pues tal individuo no se comprende a sí mismo, si no que actúa como un ser que afirma su vida egoístamente sin importar los derechos del prójimo. Y lo único certero en este tipo de situación sería compadecerlo y perdonar su condición “muy humana”.
De esta manera, considero al crimen como expresión de la voluntad de vivir del individuo inconsciente. Y de esta manera también puedo estar de acuerdo con la reflexión de Sócrates en los diálogos de Platón, a saber: “Es peor cometer una injusticia que sufrirla”
De esta manera también es sensato perdonar y compadecer cualquier acto inconsciente sin importar su magnitud, a pesar de que tal ausencia de paz ha sido la causa de la pérdida de un padre, de muchas vidas, y de muchas injusticias, que, reflexionando como humano, no pueden ser perdonadas.
Mas ese humano que pisa la tierra no significa nada, si no que el perdón no es humano, si no, producto espiritual. Por lo tanto, se considera importante la intuición espiritual, que es la paz, y por consecuente, el perdón. Siendo esto lo único, y el ideal más elevado.

...


Un espíritu no puede interferir en la evolución ajena a él, es decir, un individuo no puede cambiar la verdad de otro. Lo único que este puede hacer para esto, es demostrar su nirvana. Expresar que él ha decidido idealizar al superhombre. Que se ha encontrado a sí mismo y por consecuente, los espíritus lo reconocen e intentan ser como él. Pues como ya lo he mencionado, “El espíritu reconoce lo que es suyo, el espíritu reconoce a su padre.”

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