viernes, 29 de enero de 2010

Del país consumista

“La aceptación a la vida es lo más común en el humano, y con esta, funcionar a través de la ley de supervivencia”
La ley de supervivencia pide lo que le es necesario a lo que el humano comúnmente cree que es, su cuerpo, y el cuerpo no falla, pide lo que le es suficiente para funcionar, siendo el deseo la primer causa del humanismo es también, su consecuencia si no se es cumplido de forma infinita, la insatisfacción o sufrimiento.
Cuando la conciencia colectiva en un sitio determinado ha decidido aceptar la vida y su humanismo, no quedará otra opción que afrontar este humanismo, es decir, cumplir los deseos y satisfacerlos será el propósito de todas aquellas personas que han reconocido una necesidad primordial tan importante como las necesidades básicas (alimento, techo, vestido, educación etc.) sin embargo, ya que las necesidades del cuerpo son inmediatas con el instinto de supervivencia, éstas serán satisfechas también naturalmente de forma inmediata, por lo cual es imposible que una persona satisfaga sus deseos, debido a que éstos no son satisfechos, nacen uno detrás de otro e imposibilitan la satisfacción del individuo. Esto hace que el individuo no se sienta conforme con lo que posee y adquiera cada vez más y más sin llegar a límites establecidos. El consumo ilimitado de una persona contribuye también en la educación de sus semejantes, siendo esto, si no es controlado, una contribución a la cultura que, cada vez más por el paso del tiempo, se convierte en una costumbre innecesaria. Mi pregunta es: ¿necesitamos lo que deseamos? O mejor dicho, ¿El deseo es necesario?
Y mi respuesta es: el deseo es necesario si haz afirmado la vida y sus consecuencias teniendo presente el conocimiento de que tu existencia por sí misma significa perseguir el bienestar que el individuo particularmente busca, pues “ningún espíritu es igual que otro” y de esta manera la vida no pide otra cosa que conseguir un bienestar, consecuencia de la satisfacción del deseo.

Aquí se llega a un tema que me parece serio, a saber: cualquier individuo independientemente de su clase social o económica persigue su bienestar, ya sea para el pobre que vive en las calles sin hogar, el conseguir limosnas para su alimento diario, o el que tiene abundancia de virtudes e intelecto, perfeccionarse a sí mismo, o el amante de la música en dedicarse a llevar a cabo su talento porque le es placentero, o el criminal que por necesidad consigue sus propósitos (alimentación del cuerpo) o por gusto le es placentero practicar su inconsciencia. Todos estos ejemplos nos llevan a reflexionar: cualquier individuo persigue un bienestar, y este bienestar primeramente significa alimentar el cuerpo con una infinidad de factores, en donde si son cumplidos con éxito llegarán otro tipo de búsquedas que no serán ya las necesidades básicas. Es decir, el individuo que ha sido satisfecho con las necesidades básicas del cuerpo que mencioné anteriormente, estará expuesto a otro tipo de necesidades que son precisamente, el conocimiento adquirido por el paso del tiempo a saber: la necesidad como primer principio de vida; Que el deseo es sólo una herramienta para estar de pie en la tierra, y que no hay mayor placer y mayor regalo que la paz absoluta de suprimir el deseo. Tener el conocimiento del vacío, el mundo espiritual.
De esta forma una nación consumista debe de estar conciente que si los deseos no son controlados, existirá una inestabilidad para el individuo así como en conjunto, pues la cultura y las costumbres no pueden ser evadidas con facilidad.

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Ahora, si reflexionamos en que el deseo pueda ser suprimido por completo y que la realidad del individuo no será ya una búsqueda de placer porque ha comprendido que el cumplimiento del deseo no tiene ya un sentido ni significado para él, podemos decir como consecuencia de esto, que la economía del país tal y como funciona ahora, no tendrá tampoco algún significado.
Una vez que el individuo ha cesado de tener deseos innecesarios, la economía del país centrará su atención en las cosas más primordiales que son únicamente, fomentar la existencia del individuo.
Esto es, precisamente, abolir por completo el capitalismo que tanto se ha idolatrado en estos días y crear soluciones para las personas que no han podido cubrir sus necesidades básicas.
¡Con mucha razón tendré que comentar que este sistema es bueno! La organización del país que ha dejado de ser consumista tendrá ahora, como prioridad, educar y alimentar a los que no han tenido estas posibilidades.
Pues el único conocimiento presente del hombre común que ha decidido ser superhombre, es que su existencia no puede ser amenazada de ninguna manera, y que su cuerpo, es sólo una herramienta para pisar la tierra al igual que su razón.
¿Por qué alimentamos el cuerpo con semejantes vicios, que en muchas ocasiones exceden los placeres suficientes? Lo que yo reflexiono y propongo, es únicamente justicia como remedio para la inestabilidad espiritual colectiva. Pero por el momento basta que hable de principios morales, éstos no se aprenden. O como lo expresó Voltaire: “Ni cuatro mil libros de metafísica nos enseñan qué es el alma”

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