sábado, 30 de enero de 2010

Del vicio

Cuando el humano ha comprendido la búsqueda del placer ya sea de una forma conciente o inconsciente, no quedará otra opción en la mente, que llevar a cabo el cumplimiento del placer cuantas veces sea posible, pues el individuo es incapaz de diferenciar lo que es bueno a lo que le es placentero. Es decir, el cuerpo de forma inmediata reconoce el placer como bienestar, mas esto significa primeramente, que el bienestar es efímero, pues cualquier cumplimiento del deseo así es. Segundo, ¿qué es lo bueno? Pues el cuerpo reconoce su bienestar y no falla, es certero que el cumplimiento del deseo es placentero, sin embargo, ¿son los cuerpos lo único real?
Es mi deber comentar que irónicamente esta pregunta me parece muy universal, por lo tanto es absurdo responderla, ya que es imposible responderla por razón, como cualquier típico filósofo se ha preguntado. Así que, solo la intuición del individuo o apercepción de sí mismo podrá responder esta pregunta; Me parece inútil una respuesta universal para todos los hombres, pues cada quien existe en sí mismo y a razón de esto, sólo el individuo ha de diferenciar lo que es realmente bueno y lo que es transitorio, que en mi opinión, es el deseo y su cumplimiento, algo muy lejos de ser bueno.
De esta forma, como por costumbre mental, podemos saber intuitivamente adonde nos dirigimos y personalmente evaluar si los resultados y sus causas nos parecen convincentes para aceptarlas, tanto como las verdades que cada quien en su intuición se ha propuesto como principios y por lo tanto, por algo que es realmente bueno. De esta manera, el vicio más común es el conocimiento del humano, a saber: que la inmediatez del instinto por cumplir un deseo es algo muy común y que sólo este vicio de la mente puede ser suprimido primeramente, si se tiene como verdad que el cuerpo reconoce sus necesidades y percepciones por el mismo, más esto no representa del todo una verdad, y segundo, que las percepciones de los objetos que analizamos, son la recolección por costumbre de la mente en donde, por el paso del tiempo, las experiencias se han convertido en nuestros aprendizajes que revelan únicamente los conocimientos que al cuerpo le son suficientes. De esta manera, el vicio de la mente por creer que la percepción de su cuerpo es lo único certero y que éste, es guiado por deseos, es una verdad. Sin embargo, he de llamarla, verdad sensitiva, pues esta verdad es sólo un factor que se considera importante para la existencia material de nuestro cuerpo.
El vicio más común del humano por creer las creencias establecidas de la mente que se han hecho como si fuesen inmutables a través del tiempo, lo considero, la forma más básica del conocimiento humano. Pero, he de repetir lo que he mencionado tantas veces, ¿Cómo puedes buscar un conocimiento que ya está en tus manos? ¿Cómo puedes aspirar la verdad humana si ya está escrita en tus genes? Más aún, cualquier pregunta que se responde por razón o sensitivamente representan respuestas sin límites, y esto es la desgracia del filósofo, pues es humano y no puede negarlo, así como la desgracia de cualquier humano que está en este sistema de ilusiones, de esta forma, dos opciones habremos de aceptar, primera, aceptar tu humanismo, y la segunda, dejar de cuestionar, pues jamás habremos de alcanzar una verdad que está más allá de nuestra esfera de posibilidades de conocimiento; No por razón eso es seguro, si no por el conocimiento espiritual que muchas veces ha sido intuido inconscientemente por el individuo que ahora mismo lee lo escrito en estos ensayos.
Seguramente nos preguntamos, ¿cuáles son estas experiencias? Y mi respuesta es: el mundo del espíritu es tan absoluto como la apercepción del individuo hacia consigo mismo lo es.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.