martes, 19 de enero de 2010

"Yo soy el que soy"

Se ha dicho que una filosofía positiva es una falsedad, que las palabras o la designación que se les da a las preguntas más comunes son respuestas como: espíritu, alma, trascendencia, absoluto, eternidad, lo que deviene y nunca es, o lo que es infinito y siempre es. Todas estas definiciones no tienen algún sentido para definir la realidad de una forma convincente.
Pero yo opino, no son estas palabras las que no tienen algún sentido para la definición o explicación de nuestra realidad, si no que son nuestros mismos razonamientos una herramienta poco convincente y verosímil para la explicación de nuestra condición como humanos, así como nuestra percepción del mundo.
El razonar te lleva a verdades lógicas, esto queda demostrado por ejemplo, en los diálogos de Platón. Cuando, atando cabos por lógica, llegan a la conclusión de que el alma es inmortal, que es peor cometer una injusticia que sufrirla, que aprender no es más que recordar, etc.
Si pensamos con lógica y sentido común, tus respuestas van a ser inmediatamente verdaderas y obvias. Pero, lo que es lógico y por lo tanto, digno de ser razonado, no es mas que un análisis y síntesis de la composición de sus partes, siendo esto una forma de atribuir cualidades a algo existente. Debo de confesar que la razón humana es bastante útil, pero jamás del todo convincente. Lo único real es experimentar la cosa en sí, no definirla ni clasificarla en partes, mucho menos atribuirle cualidades como lo he hecho varias veces, admito. Sin embargo, la razón por la cual se atribuyen cualidades al ser tales como eterno, inmutable, indestructible, puro, cambiante, etc. Es que el individuo intuye su realidad de esta forma y da una explicación por razón a través del lenguaje. Siendo la intuición el causante o el creador de la filosofía.
Por lo tanto, cualquier individuo que se declare humano no podrá tener nunca una verdad universal. No podrá decir con certeza al mundo: el ser es eterno, el dios del cristianismo es el único, el átomo es indivisible, la gravedad como el espacio son los causantes de la creación del universo, etc. Únicamente tu verdad es universal con el simple hecho de ser la intuición de ti mismo.
Así de esta forma, jamás podrás convencer a otro de tu verdad porque la percepción de ti mismo es tuya y de nadie más.
Tu mundo del espíritu es la experimentación de ti mismo, de tu ser, que precisamente, es absurdo descomponerlo en partes o darle una definición razonable. Por esta razón sólo el individuo puede decir con certeza: “Yo soy el que soy”.
La intuición de ti mismo, que es tu realidad compuesta por una infinidad de factores quedará explicada simplemente en “Yo soy el que soy”.
Asi que, es mi deber confesar, que tanto desde Parménides hasta Kant, o las filosofías posteriores a Kant, se han comportado como lo que son, humanos. Las respuestas emotivas o por razonamiento son la manifestación del ser o expresión de la intuición de ti mismo. Algo muy humano, por cierto.
De esta manera, cualquier pregunta o respuesta metafísica no son más que la expresión del ser, que en este caso, la filosofía es muy humana, como también los derivados de la razón y la lógica y todas las emociones posibles.
Por eso llego a esta conclusión, a saber: ninguna respuesta es verdadera o falsa, ninguna filosofía es verdadera o falsa, simplemente es la expresión del ser que queda resumida si es con palabras, de esta manera: “Yo soy el que soy” sin importar el previo entendimiento del lector, pues estoy seguro que puede ser intuido y asimilado.

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